El colectivo de las cofradías y hermandades de Semana Santa de la diócesis de Valencia, compuesto por cerca de 50.000 almas, ha acogido de buen grado y sin grandes convulsiones el decreto que la diócesis de Valencia firmará próximamente para ordenar que todas las entidades se adapten a un estatuto marco superior que establece, entre otras cuestiones, cómo deben ser y comportarse los hermanos.

En un intento de «recristianizar» las cofradías y que éstas se aparten en su proceder de otras entidades culturales o festivas, el decreto ya firmado en el obispado de Segorbe-Castellón establece que los cofrades deben estar bautizados, ir a misa y, sobre todo, llevar una vida moral conforme a las enseñanzas de la Iglesia. Los presidentes de cofradías consultados no solo lo ven «apropiado» y «positivo» sino que lo ven incluso «necesario» para que las entidades hagan examen de conciencia y puedan establecerse un objetivo para no olvidar qué supone formar parte de una organización de este tipo.

«Está claro que todos deberíamos ser transmisores de lo que intentamos inculcar en nuestro día a día pero no todos hacen lo que tienen que hacer», reconocía el presidente de la junta de cofradías de la Semana Santa de Torrent, José Vicente Yago que entendía que la normativa servirá para poner algo de orden. «No es lo mismo estar aquí que en una falla. Si estoy aquí es porque siento algo y debo ser consecuente con ese sentimiento pero teníamos que haber empezado a hacerlo antes porque el camino va costar», añadía.

Desde la Semana Santa de Alboraia, Vicente Sanmartín, aseguraba ayer que el nivel de las entidades valencianas estaba «alto» pero sí distinguía en las hermandades entre los cofrades mayores y los más jóvenes. «Los mayores estamos concienciados pero los jóvenes deben ir entrando poco a poco».

A ese camino a seguir se refería ayer también el consiliario de la Hermandad Jesús Nazareno de Dénia, Miguel Gavilà. El también párroco de la iglesia San Miguel Arcángel pidió reflexionar a las entidades para ir avanzando «poco a poco» y ajustarse a los objetivos marcados.

«Las cosas drásticas no tienen sentido, nos tenemos que dar cuenta de dónde estamos y ver la meta. En ese proceso hay gente que ya ha alcanzado mayor madurez y otros no tanto pero es un trabajo progresivo», aseguró, recordando que todos los que se acercaban a la Semana Santa lo hacían con un sentimiento de religiosidad por lo que era «lógico» marcar estas pautas. «Cuando uno opta por una cofradía ya sabe que es una entidad religiosa, no es una peña y en su vida ha de ser coherente», zanjó el párroco.

Más crítico se mostró el presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa, Francisco Gómez, que aseguró que requisitos como pedir la fe de bautismo puede estar ya escritos «pero no se llevan a efecto». «En Andalucía sí se lleva a rajatabla pero en muchos sitios donde hay pocos socios no se pide y se debería hacer», aseguró.

Más implicación de los párrocos

Gómez pidió también mayor implicación de las parroquias y los consiliarios para conseguir inculcar esos valores de rectitud cristiana entre los cofrades porque «yo no soy nadie para juzgar la conducta de un hermano. Debe de salir de cada uno pero ahí necesitamos ayuda y mayor formación cristiana de los sacerdotes», aseguró. La misma petición la realizó el presidente de la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera de Valencia, Francisco Carles.

«Sería importante que se hiciera una labor extra por parte de las parroquias e hicieran más atractiva la espiritualidad», aseguró. Carles también reconoció que hoy por hoy y pese a que la mayor parte de requisitos ya están en sus estatutos «siempre hay gente que no cumple». «Somos una entidad religiosa y cuando el párroco pide ayudas las cofradías estamos ahí seamos o no de misa diaria. Lo importante es que haya un sentimiento, la gente es creyente pero a lo mejor no es practicante».