El pasado año 215 animales salvajes, de los que 170 eran rapaces, incluidas águilas reales y perdiceras, murieron electrocutadas en las líneas eléctricas de la Comunitat Valenciana y ello a pesar de que al menos desde 2009 la Conselleria de Medio Ambiente realiza un seguimiento detallado de cada incidente y traslada sus resultados a las compañías eléctricas, instándoles a adoptar medidas correctoras.

Así, en el año 2015 se registraron 170 electrocuciones de rapaces, casi las mismas que en 2008, mientras que entre 2011 y 2015, las compañías eléctricas, la Generalitat y el Ministerio de Agricultura han modificado casi 400 apoyos peligrosos donde se concentraba el mayor riesgo para las rapaces.

La electrocución es «una de las principales causas de mortalidad de aves salvajes», aunque también afecta a mamíferos y reptiles, según un informe de la dirección general del Medio Natural de la Conselleria de Medio Ambiente. En el año 2009, la Generalitat quiso atajar este problema y con la colaboración de Iberdrola reunió 1.658 registros de aves electrocutadas en el periodo 1995-2008.

De aquel estudio salió en 2010 un mapa de zonas de protección de la avifauna contra la colisión y electrocución, se mantiene un registro actualizado que incorpora a cada ave que muere y en el caso de que se trate de especies incluidas en el Régimen de Protección Especial se emplaza a las compañías eléctricas a que modifiquen la línea o la señalicen para evitar colisiones.

Fruto de este protocolo, las correcciones de apoyos peligrosos comunicadas y «comprobadas» en 2015 ascendieron a 55 (29 en Valencia, 15 en Castelló y 11 en Alicante).

Sin embargo 2015 se cerró con 170 electrocuciones de rapaces frente a 134 del año anterior. En Medio Ambiente creen que se trabaja en la dirección adecuada y confían en que el repunte, focalizado en la provincia de Valencia, obedezca a que se han intensificado las prospecciones debido al estudio sobre mortalidad que realiza Iberdrola con la Universidad de Salamanca.

Las electrocuciones son la primera causa de muerte para el águila perdicera, una especie catalogada de «vulnerable» cuya población se mantiene0 en niveles muy bajos en la Comunitat Valenciana pese a los esfuerzos de la Administración. En 2015 murieron dos, electrocutadas en Millares y Chiva, mientras dos águilas reales caían en Penáguila y Camporrobles y un aguilucho cenizo en Culla.

Mario Jiménez, de SEO-Birdlife, asegura que los protocolos establecidos por la Generalitat están siendo «eficaces», aunque las cifras, pese a las «correcciones difíciles de evaluar» debido a un mayor seguimiento de las electrocuciones, indican que hay que dar «un paso más». Propone hacer «un inventario de los apoyos problemáticos en todas las líneas eléctricas y adelantarse sustituyéndolos» antes de que provoquen víctimas.