La base militar abandonada de La Salada, entre El Toro, en Castelló, y Abejuela, en Teruel, alberga desde ayer una fiesta al aire libre o «rave», las cuales suelen alargarse varios días. No será el caso de esta si las indicaciones de la Guardia Civil se cumplen.

La voz de alarma saltó al mediodía, cuando la Guardia Civil acudió a la base tras ser alertada por varias fuentes desde el Jueves Santo hasta ayer mismos. Los «raveros» habían comenzado a llegar con furgonetas y caravanas y se instalaban en el antiguo helipuerto, abandonado desde que en los años 90 el Ministerio de Defensa desmantelara la base, que formaba parte de la red territorial de mando o RTM que permitía mejorar las comunicaciones entre los mandos miliatres de Valencia y Madrid.

A media tarde, hasta una decena de patrullas de la Guardia Civil accedieron a la base con unos cuarenta agentes, según explicaron distintas fuentes. Únicamente se puede entrar a la zona de la fiesta desde Valencia. Al cierre de esta edición, las patrullas habían cerrado el paso a más vehículos. Permitieron a los ocupantes —medio centenar— pasar la noche con la condición de que hoy desalojen el lugar.

«Pasaba gente rara»

Por su parte, la alcaldesa de El Toro, Ana M.ª Orduña, afirmó no tener constancia oficial de la fiesta ilegal organizada en las inmediaciones del municipio si bien fue la primera en lanzar el aviso a la Guardia Civil tras ver que por el pueblo «estaba pasando gente muy rara». La Benemérita no confirmó que la fiesta fuera «ilegal».

La alcaldesa, en declaraciones a Levante-EMV, señaló que el Jueves Santo, tras observar la presencia de varios coches, camiones y furgonetas «con aspecto sospechoso» pasar por la localidad decidió avisar a la Guardia Civil para que desplazasen patrullas a la zona y comprobasen si ocurría algo. A pesar de ello, Orduña aseguraba ayer que no ha recibido notificación alguna por parte de la Benemérita sobre qué podría estar ocurriendo en la localidad o, al menos, en sus proximidades.

La presencia ayer de los «raveros» hizo saltar todas las alarmas, ante el recuerdo de la última fiesta de estas características en territorio valenciano. Más de 3.000 jóvenes de siete países se concentraron durante varios días en el aeródromo de Benagéber para dar la bienvenida al año 2015.

Tras cinco días de celebración ininterrumpida, la Guardia Civil consiguió desalojar el recinto. Un hombre de 41 años falleció tras un choque frontal de su grúa contra un camión que volvía de la macrofiesta. El trabajador se dirigía al aeródromo el día de Reyes para remolcar un vehículo.

En la Nochevieja de 2008, otra fiesta ilegal se alargó durante cinco días en la vieja cementera de Buñol. La misma situación se repitió en 2010 en una fábrica abandonada de Paterna.