«Han venido a conocer a Carmen y comprobar que mis paellas siguen siendo igual de buenas». El valenciano Manuel Santos y el norteamericano Bud Lake organizaron ayer una fiesta con familiares y amigos para celebrar la llegada a Valencia de Carmen, su hija por gestación subrogada y por la que han permanecido en Tailandia desde enero de 2015 luchando por su custodia.

Ahora, el objetivo es que su vida vuelva a la normalidad poco a poco. Adaptarse a una nueva existencia: «La primera noche Carmen no durmió bien por el jetlag, pero ayer ya estuvo mejor. Se la ve muy feliz, está todo el día por ahí corriendo con su hermano», comentó el progenitor.

Y es que Álvaro, el otro hijo de la pareja y también nacido por gestación subrogada, está siendo todo un perfecto cicerone para la pequeña: «La coge de la mano y se lo enseña todo: los juguetes, la moto, la bici, las plantas, a los vecinos... está ejerciendo de hermano mayo desde el principio».

Y, junto a los pequeños, la pareja también tiene que recobrar su ritmo normal de vida. Manuel expuso ayer que «yo llegué el viernes pasado después de 16 meses y mañana „hoy para el lector„ tengo que ir a trabajar de nuevo. Levantar mi empresa „una productora de servicios audiovisuales„ y encontrar de nuevo a los clientes que he ido perdiendo durante todo este tiempo en el que no he estado aquí».

«Recuperar el tiempo perdido»

A su vez, el norteamericano Bud Lake debe reincorporarse a su puesto de trabajo en la academia Berklee. De momento, Carmen se quedará con la persona que ha estado ayudando a la pareja con su hermano en Valencia durante su prolongada estancia en Tailandia y no irá a la guardería hasta el curso que viene.

«Es un cambio muy grande e intentaremos que lo note lo menos posible. Nuestro objetivo es que recuperen el tiempo perdido los dos hermanos y que no paren de jugar y de pasárselo bien», apostillaron los padres. Ayer, Carmen tuvo la posibilidad de conocer a sus familiares y amigos.