Durante su conferencia en el curso «Retos del Cáncer en el paciente anciano», organizado por la Universidad Católica de Valencia y la Asociación Terapéutica para la Investigación en Oncología, la doctora Regina Girones apuntó que la edad media del paciente de cáncer de pulmón se sitúa en torno a los 70 años, y confesó que en muchas ocasiones tienen problemas para determinar el uso correcto de los fármacos. «Es una población en la que los datos de la evidencia científica son muy pobres -indicó a Levante EMV-. Eso, «sumado a los elementos de toxicidad hace que sea muy difícil tratar a esta población porque no hay datos serios».

La doctora explicó que esta dificultad se debe a que la mayoría de los ensayos clínicos realizados por la industria se basa en una población más joven: «seleccionan al candidato ideal para ese fármaco, que no suele tener morbilidades, no suele tener hipertensión... se busca que no tenga otras enfermedades para testar el fármaco que se quiere desarrollar». «Entonces -prosiguió la oncóloga- se produce una selección un poco antinatural de lo que es la persona que entra en el ensayo y lo que es la persona que entra en la práctica clínica». Al estar «la mayor parte de la investigación en manos de la industria», resulta más difícil «hacer estudios académicos en los que las preguntas clínicas se respondan», explicó.

Por otro lado, Girones reparó en que «la Sociedad Internacional de Oncología Geriátrica busca que toda la administración y la industria esté implicada en el desarrollo de fármacos dirigidos a la población de 70 años».

En ese sentido, la doctora Mª José Molina recordó que «se ha creado a nivel nacional un grupo de investigación de Oncología Geriátrica que une esfuerzos para avanzar en investigación del anciano con cáncer».