"Si consiguiéramos ´despertar´ los astrocitos del cerebro, que son unas células gliales auxiliares que parecen mantener el ambiente adecuado para el funcionamiento neuronal, y `recordarles´ que podrían transformarse o realizar cambios en sí mismos para asemejarse a las células madre, ya que pertenecen a su mismo linaje, podríamos tener células madre en todo el cerebro capaces de producir nuevas neuronas y no solo en dos zonas concretas del mismo como hasta ahora. Si pudiéramos lograrlo, habríamos dado un avance significativo en procesos neurodegenerativos como el Parkinson o el Alzheimer. ¿Futurista? sí, ¿Insensato? no". El mensaje, esperanzado pero al mismo tiempo muy prudente, lo transmitió en la Fundación Cañada Blanch la neurobióloga Isabel Fariñas, que centra su actividad investigadora en el desarrollo y análisis de modelos genéticos en la enfermedad de Parkinson y en la reparación cerebral con células madre modificadas.

Con su conferencia "¿Es posible reparar el cerebro desde dentro?", la catedrática de Biología Celular y coordinadora del Grupo de I+D de Neurobiología Molecular de la Universitat de València, inició en la Fundación Cañada Blanch el séptimo ciclo de divulgación científica "ConecTalks". El ciclo, en el que colabora l´Institut de Ciències Fisico-Naturals de l´Institució Alfons el Magnànim, está dirigido por el catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universitat de València, Vicent Martínez, y forma parte del programa de actividades de la Cátedra de Divulgación de la Ciencia establecida entre la Cañada Blanch y la institución universitaria. Precisamente Isabel Fariñas inauguró hace tres años estos ciclos divulgativos, abordando el concepto de medicina regenerativa o terapia celular en el contexto del sistema nervioso central y, en concreto, las neurodegenerativas y expuso su visión sobre qué son las células madre, cómo se pueden generar y el debate ético que ocasionó el uso de embriones preimplantacionales humanos.

Una vertiente "futurista" de la terapia celular

En esta ocasión, la profesora Fariñas formuló una vertiente "más futurista" de la terapia celular al plantear que si actualmente se conociera cómo funcionan nuestras células madre, -no las que se producen en una placa de cultivo en el laboratorio-, y qué las motiva a generar nuevas células renovando las que se pierden por uso y desgaste y, por tanto, restaurando continuamente el equilibrio de nuestros tejidos, de algún modo se las podría inducir desde fuera actuando sobre ellas.

"Estudiamos las células madre del cerebro, analizamos cuál es su comportamiento, su ecología, a qué señales responden, cómo evolucionan a lo largo del tiempo en la vida de un individuo, pero aún no conocemos suficientemente cómo se comportan nuestras células madre adultas, por lo que necesitamos investigar cuáles son las señales que reciben para, por ejemplo, tomar la decisión de dividirse y dar lugar a hijas que se convertirán en células especializadas, mantenerse en el tiempo o quedarse paradas", resaltó la investigadora.

Es en el anterior contexto en el que la profesora Fariñas abordó las técnicas utilizadas por otros grupos de investigación, que han demostrado la existencia de células madre en el cerebro adulto de los humanos, y planteó la hipótesis de una actuación sobre las células madre endógenas de un cerebro en lugar de realizar un trasplante en el mismo. Una actuación que chocaría con el hecho de que solo se conocen dos zonas concretas de nuestro cerebro que siguen produciendo neuronas a lo largo de toda la vida. "Entonces uno podría pensar que si las activamos, igual serían capaces de realizar algo desde dentro, algo mejor que simplemente las que están produciendo de manera normal, porque en un proceso degenerativo a lo mejor podríamos inducirlas para que de alguna forma reparasen un tejido dañado", afirmó la neurobióloga.

El linaje astrocitario de las células madre neurales

Por otra parte, y ante la evidencia de que las células madre neurales del cerebro pertenecen a un linaje astrocitario, Isabel Fariñas detalló la investigación que se realiza ya en algunos laboratorios en los que se intenta activar los astrocitos del cerebro, unas células mucho más numerosas que las neuronas al superarlas en una proporción de diez a uno. De ellos ya se sabe que cuando se desarrollan, una parte de esas células se quedan en el cerebro postnatal en un estado plástico que les permite dar lugar a nuevas neuronas a partir de ellas.

"Si yo puedo intentar comprender mis células madre neurales, que es a lo que se dedica mi grupo de investigación, podría utilizar ese conocimiento para activarlas en caso que las necesite, pero solo tengo dos zonas del cerebro donde eso sucede", afirmó. "Pero si esas células que están en esas dos zonas son similares o comparten parentesco con los astrocitos, que están en todas las partes del cerebro y superan a las neuronas en número, ¿qué pasaría si yo pudiera despertar a esos astrocitos y recordarles que son ´primos´ de estas células y ellos pudieran transformarse o realizar cambios en sí mismos para asemejarse a las células madre neurales?", se preguntó la investigadora. "Pues que tendría células madre en todo el cerebro capaces de producir nuevas neuronas. ¿Futurista?, si, insensato? no", respondió Fariñas.

Las células madre y la corriente sanguínea

La neurobióloga destacó asimismo que ya existen grupos de trabajo que investigan si efectivamente los astrocitos cerebrales, que hacen las funciones de "ama de casa" en el cerebro, pueden ser de alguna manera retrotraídos a un estado anterior suyo más plástico de cuando todavía no eran astrocitos totalmente especializados en las funciones que tienen que acometer en el cerebro, y recordarles que son capaces de producir neuronas si se les dan las condiciones adecuadas. "Eso me parece -dijo- un mensaje fascinante".

Isabel Fariñas hizo referencia también a la conexión entre las células madre y la circulación sanguínea, por la que probablemente las células madre de cualquier tejido leen lo que ocurre en todo el organismo a través de las moléculas que se encuentran en la circulación sanguínea. Así, subrayó que se conoce la existencia de algunos astrocitos, sobre todo los que están muy cerca de los vasos sanguíneos, a los que ya se les puede llevar a un estado en el que podrían producir neuronas, por lo que sería posible reactivar dichas células si mediara una lesión de por medio.

"No hay que vender humo sino realidad"

Al abordar los trasplantes celulares en el cerebro, la catedrática de Biología Celular reconoció que únicamente se logra liberar o segregar moléculas que en ocasiones causan cierta mejoría en la situación cerebral, porque realmente no se produce una restauración de las funciones. "El cerebro es especialmente intrincado y es muy difícil reparar circuitos en un adulto", indicó. De ahí que el título de su conferencia -"¿Es posible reparar el cerebro desde dentro?"- aún sea una pregunta que la investigadora espera que se convierta en una afirmación. "Esto es aún un futurible, pero lo importante es que para llegar a que sea una realidad es absolutamente necesario comprender las células de las que estamos hablando".

La medicina regenerativa permite domesticar millones de células madre de origen distinto en las placas de cultivo e instruirlas para realizar determinadas funciones, "lo que te da un poder fascinante y fantástico", aseguró Fariñas, aunque reconoció que su implantación en el cerebro no funciona al no haberse podido restablecer los circuitos. "Hay caminos futuristas que son buenas ideas, pero que requieren de un camino arduo de investigación rigurosa y eso es lo que a veces perdemos de vista, es decir, el ´tempo´ que, a diferencia de la política o el periodismo, en la ciencia no es la inmediatez. Hay cosas que requieren recorrer un camino y en la ciencia es fundamental. No hay que vender humo, hay que vender realidad pero hay que ponerla en el contexto temporal que toca. Me gusta hablar de ideas futuras para que se sepa que el camino a recorrer es largo y hay que apoyarlo", concluyó Isabel Fariñas.