El químico valenciano Antoni Granell, uno de los descubridores de las bases genéticas del sabor del tomate, alerta de que el veto de la UE a los transgénicos, que atribuye a la «falta de información» y al «miedo a perder votos» de los políticos, supone «un freno a la investigación». Además, crítica que la prohibición afecte a otros avances en ingeniería genética «que no son propiamente transgénesis, como la cisgénesis y el editado genético mediante CRISPR». Esta última técnica ha colocado a su creador, el microbiólogo ilicitano Francis Mojica, en las quinielas al Nobel.

En los tomates transgénicos se han introducido genes de otras plantas con el fin de buscar propiedades distintas, mientras que en la cisgénesis se añaden genes de otras variedades de tomate silvestres, por lo que no se cambia la esencia de la planta. Es decir, se trata de lograr más rápido nuevos híbridos que antes se conseguían mediante técnicas de polinización.

«Freno a la investigación»

Sin embargo, prosigue Granell, en el editado genético CRISPR «no se introducen genes en el tomate, simplemente se quitan algunos de los nucleótidos de sus genes con el fin de que generen más compuestos volátiles que influyen en el sabor». «Con el CRISPR lo que se consigue es acelerar de forma dirigida mutaciones genéticas beneficiosas que se producen en la naturaleza de forma espontánea».

«Ahora que sabemos cómo mejorar el sabor del tomate, porque hemos identificado los genes responsables y tenemos técnicas que nos permiten modificarlos, no nos dejan hacerlo», lamenta. «Si la UE sigue prohibiendo el editado genético de plantas mediante técnicas CRISPR nos quedaremos atrás frente a otros grandes productores de tomate como EE UU y China, donde ya se han autorizado», advierte.

Granell no entiende que se prohiba una técnica que permite lograr «un mejor producto de forma segura para la salud y respetuosa con el medio ambiente». Además, incide en lo «ilógico» que resulta que se prohiba el editado genético «cuando no se puede demostrar si dicho tomate ha sido modificado o no».