Las organizaciones agrarias valencianas avalan la realización de cacerías para el control de las poblaciones de especies cinegéticas que están provocando daños severos a la agricultura y que han sido calificadas por el partido animalista PACMA de «vergonzosa licencia para matar».

Una cacería acogida a las autorizaciones «excepcionales» que contempla el artículo 13 de la Ley de Caza para el control de poblaciones y de daños a la agricultura celebrada en Ayora el pasado 11 de febrero terminó con la muerte de 52 animales, la mitad de ellos ciervos, y unas imágenes impactantes que han provocado indignación entre las organizaciones.´

«Así funciona la administración valenciana: si justificas daños, hay licencia para matar. Una forma muy ética de resolver problemas de convivencia entre humanos y no humanos. Destruimos sus hábitats, generamos desequilibrios en sus poblaciones y para solucionarlo, los eliminamos», aseguró Raquel Aguilar, Coordinadora de PACMA en Valencia.

La cacería, en la que fueron abatidos 26 ciervos, 6 muflones y 20 jabalíes, fue solicitada por el Club de Cazadores de Ayora a petición de las organizaciones agrarias de la zona.

Daños y accidentes de tráfico

Luis Javier Navarro, portavoz de de la Unión de Agricultores y Ganaderos, aseguró que el control de las superpoblaciones de especies cinegéticas en el interior «es necesario». Luis Javier Navarro manifiesta que «durante mucho tiempo no se ha hecho nada» por el control de la caza. «Quizá si se hubiera actuado de manera continuada, ahora no tendríamos imágenes tan espectaculares y no se habría producido la polémica», añadió.

Según la Unió, los problemas son generalizados en todo el interior, por la acción de jabalíes, conejos o caza mayor, que provoca además, graves accidentes de tráfico. «El año pasado en La Portera, en Requena, se mataron dos personas. Hay que tomar medidas para que esto termine; que nadie crea que estas cacerías las hacemos por divertirnos: solo estamos protegiendo nuestras cosechas», concluyó.

Por su parte, un portavoz de AVA-Asaja admite que las imágenes de animales muertos «puedan resultar impactantes, pero los agricultores tenemos problemas muy serios como consecuencia de los gravísimos daños que causa la fauna salvaje en nuestros cultivos: conejos, ciervos, jabalíes y muflones arrasan cosechas enteras y destrozan árboles, gomas de riego y otras infraestructuras. Sin embargo, las imágenes de los destrozos provocados por la fauna salvaje en la agricultura tienen menos impacto y recorrido de cara a la opinión pública».

«Habría que recordar también que se trata de fauna cinegética y no de especies protegidas y que las poblaciones de estos animales han aumentado muchísimo en el territorio valenciano durante los últimos años con las nefastas consecuencias para los cultivos ya mencionadas», añadió.

Tanto AVA como la Unió coinciden en que el seguro para daños causados por animales resulta «totalmente ineficaz».

Endogamia y hermafroditismo

Por último, el delegado de la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, Raúl Esteban, insiste en que los cazadores actúan «a petición de los agricultores: los daños son continuos y reiterados y los accidentes de tráfico casi semanales, con heridos».

Raúl Esteban afirma que no se ha hecho «ningún tipo de gestión cinegética y existe una subrepoblación de caza mayor que vive en las fincas propiedad de la conselleria pero se alimenta en los campos de cultivo de los acotados de alrededor».

Añade, además, que la superpoblación provoca «graves problemas de endogamia, con numerosos animales con deformidades y casos de hermafroditismo en los ciervos».