Como cada 25 de cada mes, ayer era día de cobrar las pensiones en toda España. Pero mientras muchos se limitaban a revisar sus cuentas para comprobar si, un mes más, su derecho a una pensión se cumplía, otros salían a la calle para manifestarse y exigir unas retribuciones dignas y públicas no solo para ellos, sino, sobre todo, para las generaciones que vienen por detrás.

De este modo, en diferentes ciudades de España, entre ellas València, miles de personas salían a las calles, convocadas por las Marchas por la Dignidad, para reclamar cuestiones como una pensión mínima de 1.080 euros al mes en 14 pagas; que este derecho esté garantizado en los presupuestos generales del Estado y que se revaloricen anualmente para no perder poder adquisitivo.

Los principales protagonistas de la mañana fueron, como no, los «iaioflautas». Ellos se han convertido ya en todo un referente de lucha social, de reivindicación pacífica, de ejemplo para todo tipo de ciudadanos. Ayer les tocaba encabezar y llevar pancartas con lemas como «No más cortes de luz. Pensiones públicas y dignas», o «luchamos por las pensiones actuales y futuras». Pero, al igual que ellos se suman siempre a cualquier lucha y reivindicación social, ayer otros colectivos, como la PAH, los afectados por los recortes en la Ley de Dependencia, los estudiantes... quisieron estar ahí, codo con codo. Como indicaba uno de los portavoces de la PAH, José Luis González, «hemos querido apoyarles porque, además nos hemos encontrado con muchas familias de pensionistas a los que también les han hipotecado, sobre todo a aquella gente que ha sido avalista de sus hijos jóvenes y están sufriendo también la situación».

La manifestación transcurrió de forma pacífica desde la Plaza de San Agustín hasta la Delegación de Gobierno en la Calle Colón. Uno de los momentos más emotivos fue cuando se juntó, en la Plaza del Ayuntamiento, con otra promovida por los profesores interinos. Hubieron abrazos, aplausos y ambas luchas siguieron su camino unidas en un claro ejemplo del espíritu de unidad de las Marchas por la Dignidad.

Como incidían muchos manifestantes y organizadores, esta no es una reivindicación para la gente jubilada, ni mucho menos, sino para toda la sociedad porque lo que más está en peligro son las pensiones futuras.