Menos de una semana después de la proclamación de Isabel Bonig como presidenta del PP valenciano con más del 94 % de los apoyos, las grietas internas han empezado a abrirse. En un contexto enrarecido por la lucha abierta por el poder en el provincia de València (al actual presidente, Vicente Betoret, le ha surgido una potente contrincante considerada en el seno del partido como la preferida de Bonig), el apoyo de la dirección del grupo en las Corts el pasado miércoles a la declaración institucional sobre el maltrato a la Comunitat Valenciana en los presupuestos de 2017 ha acabado de enturbiar el ambiente.

El mencionado documento se firmaba en la cámara el mismo día que Bonig mantenía diversos encuentros «privados» en Madrid con dirigentes del partido.

Que a la cúpula de Génova no le ha gustado el gesto de la líder valenciana lo dejó claro ayer el portavoz popular en el Congreso de los Diputados. Antonio Hernando afirmó que Bonig «no conoce bien los presupuestos» para 2017. «Ahora que tendrá oportunidad de conocerlos mejor, espero que cambie de opinión», dijo en una entrevista en RNE.

Hernando reconoció «algo de lío» en la Comunitat Valenciana por las cuentas y reveló que pudo hablar este miércoles con Bonig. Después de eso, dijo, espera que, cuando conozca la documentación «más en profundidad», cambie de opinión respecto al rechazo aprobado en las Corts a los presupuestos del Gobierno de Rajoy con el apoyo de todos los grupos, incluido el PPCV.

De momento, Bonig optó ayer por un prudente silencio sobre los presupuestos. Tras un encuentro con afiliados en Ibi al lado de sus dos principales apoyos, José Císcar y Eva Ortiz, reclamó a Ximo Puig y a Mónica Oltra, según un comunicado oficial, que «empiecen a gobernar» y no «castiguen» a los valencianos con más impuestos.

No obstante, la dirección del PPCV empezó a modular su posición sobre las cuentas mediante unas declaraciones de uno de los nuevos hombres fuertes. Rubén Ibáñez puso en valor la inyección de 851 millones más «vía sistema de financiación autonómica para garantizar las prestaciones sociales, la dependencia y los servicios básicos que la caótica gestión de Mónica Oltra pone en riesgo». Se trata de los argumentos que el día anterior pusieron en circulación el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, y el propio ministro Cristóbal Montoro.

Con todo, el elemento nuclear ahora son las enmiendas que Bonig y su equipo puedan plantear a los diputados valencianos en Madrid. En este sentido, varios parlamentarios y senadores comentan ya en privado que no están dispuestos a salirse de la disciplina de partido. Alegan al respecto que la formación es nacional y actúa siempre con esa clave.

La tensión alcanza incluso al grupo de las Corts. Como publicó ayer este diario, algunos diputados han deslizado en las últimas horas que se enteraron durante el desarrollo del pleno de la declaración institucional que el partido apoyaba junto a Ciudadanos, Podemos, PSPV y Compromís.

En el trasfondo, está la concepción de partido. Bonig dejó claro en su discurso del domingo pasado ante Rajoy que no está dispuesta a silenciar reivindicaciones. Es una actitud con la que combatir además que el Botànic acapare el mensaje valencianista. Por ahora, como poco, parece haber descolocado a Madrid.