La magistrada del Juzgado de Instrucción número 8 de València, que investiga la 'Operación Erial' que ha llevado a la detención e ingreso en prisión del expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana por presuntos delitos de blanqueo de capitales, malversación y prevaricación, ha rechazado la petición del exministro de Trabajo de quedar en libertad por razones humanitarias o, subsidiariamente, de pasar a arresto domiciliario.

La defensa del exministro y «expresident» Eduardo Zaplana había presentado un recurso de reforma contra el auto de prisión de la jueza, en el que alegaba que la medida era «innecesaria y desproporcionada», sostenía que no existía «ningún riesgo objetivo de destrucción de pruebas» ni de fuga, tanto por el «arraigo personal y familiar» del exdirigente 'popular' como por la «grave enfermedad» que padece desde hace años -la leucemia que se le diagnosticó en 2015- y que requiere cuidados «continuos y periódicos».

Para justificar estas razones humanitarias se basaba en dos informes médicos, uno de ellos forense, en los que se apuntaba que Zaplana presenta un grave riesgo de sufrir «infecciones oportunistas» dado el «cuadro profundo de inmunosupresión» que padece el exministro, como consecuencia del tratamiento para la leucemia, según confirman a Europa Press fuentes de la defensa.

El informe, adelantado ayer por la Cadena SER, reconoce que la atención y el control en la cárcel es «totalmente correcto» aunque advierte de que «las condiciones de falta de asepsia» incrementan el riesgo de que el paciente contraiga enfermedades por lo que «la estancia en el centro penitenciario incide de forma muy negativa en la patología que sufre».

«Asumir las consecuencias»

Sin embargo, la jueza, según esta misma información de la Cadena Ser, rechaza el recurso del abogado de Zaplana, tal como solicitó el viernes la Fiscalía Anticorrupción, con el argumento de que «quien comete presuntamente un delito debe asumir las consecuencias de sus actos siendo él el único responsable».

La magistrada añade que durante las vigilancias a las que se ha sometido a Eduardo Zaplana desde el año 2015 -cuando comenzó la investigación- han confirmado que llevaba una vida «muy activa» acudiendo a restaurantes o a dar conferencias «desplazándose de un sitio a otro sin llevar mascarilla, en un medio hostil donde se puede coger cualquier tipo de virus».

Además, la magistrada apunta que Zaplana ha solicitado el uso del gimnasio de la cárcel de Picassent en la que se encuentra, lo que, a juicio de la magistrada, «evidencia que se encuentra en perfecto estado independientemente de la enfermedad que padece», según la información publicada por la Cadena Ser.