Desde que en junio de 2016 se estableciera por primera vez el puerto de València como una de las rutas de la llamada Operación Paso del Estrecho (OPE), con su conexión con la localidad argelina de Mostaganem, el flujo de vehículos de no retorno desde Europa al norte de África se ha disparado. La Autoridad Portuaria ya alertó de esta situación el pasado año al detectar que un 33 por ciento de los coches que embarcaban en el ferry de València rumbo a Argelia no regresaban. El negocio de trasladar viejos coches de segunda mano para venderlos allí no supondría un problema siempre y cuando la procedencia de éstos fuera lícita. Pero la Guardia Civil ha detectado este año medio centenar de coches robados cuando pretendían embarcar.

Así, a las centenares de familias de inmigrantes residentes en la Unión Europea que viajan en estas fechas a sus países de origen haciendo uso del ferry valenciano se suman redes organizadas de tráfico ilegal de coches que aprovechan estos viajes para sacar vehículos robados, principalmente en Francia y Alemania, para posteriormente comercializarlos en el mercado negro en África.

Fuentes policiales y jurídicas han confirmado el incremento de casos detectados en estos meses. El último de ellos del que ha tenido constancia Levante-EMV fue el arresto de un ciudadano de 41 años y nacionalidad argelina que se disponía a embarcar en el ferry de València a Mostaganem con un coche Renault Megane con matrícula francesa. Los agentes de la Guardia Civil de la Sección Fiscal del Puerto de València descubrieron que el número de la matrícula, con documentación legal, no correspondía con el modelo real respecto a su número de bastidor y procedieron a su detención. Un juzgado de València acordó su libertad con cargos tras tomarle declaración y el vehículo fue requisado a la espera de localizar a su verdadero propietario.

Un 90 % robados en Francia

En lo que llevamos de año la Guardia Civil ha detenido a más de 50 personas en los controles de salida y llegada del ferry València-Mostaganem por tráfico ilegal de vehículos sustraídos o de dudosa procedencia. En un 90 por ciento de los casos se trataba de coches robados en territorio galo, principalmente de la marca Renault, y con los números de bastidor perfectamente troquelados, según coinciden los especialistas. Debido a estas cuidadas falsificaciones y a que cuentan con documentación temporal legal que han obtenido previamente en otro país distinto a donde se robó el vehículo -Italia y Alemania principalmente-, de no ser por la pericia de los agentes encargados de controlar los embarques, muchos lograrían su objetivo al pasar desapercibidos.

Como suele ocurrir en otras redes de contrabando, bien sean drogas u otro tipo de productos, los detenidos son el eslabón más débil en la cadena, el más fácil en caer y el menos importante en la trama para desmantelar este tipo de mafias. De hecho, según el perfil de los arrestados por la Guardia Civil, las redes suelen utilizar a ciudadanos argelinos sin antecedentes para no levantar sospechas y con problemas económicos.

Alguno de ellos ha llegado a confesar, tras ser puesto a disposición judicial, que le pagaban 300 euros y el billete por llevar el coche de Francia a Argelia, sin aclarar si una vez completada la entrega recibiría otra parte del pago. No obstante, lo habitual es que los detenidos nieguen la mayor, se acojan a su derecho a no declarar o aleguen que han comprado el coche y que desconocen su procedencia.

Esto no les exime de pena si se demuestra que el coche es robado y que pretendían hacer negocio con él. Otro arrestado en el puerto de València, en este caso el pasado 8 de febrero, se enfrenta ahora a una pena de tres años de prisión por un delito continuado de falsedad en documento oficial en concurso medial con otro delito de receptación y al pago de una multa de 3.600 euros. Trataba de embarcar en la terminal de Baleària con una Renault Kangoo cuya matrícula no correspondía con su bastidor original, que también había sido manipulado. En realidad el vehículo había sido sustraído el 25 de octubre de 2017 en la localidad francesa de Villepinte.

¿Cómo actúan estas mafias?

Estos robos con fuerza de vehículos a motor no se producen en suelo español ya que la salida de un coche con matrícula española sustraído aquí les imposibilitaría sacarlo por un puerto de la península sin hacer saltar las alarmas, si no ha sido previamente desguazado. Para el tipo de delincuencia que opera en estos ferrys es necesario que el robo se haya producido en el extranjero. La mayoría de veces son vehículos sustraídos en Francia, totalmente equipados y con un máximo de dos años de antigüedad o apenas unos meses para que no pierda valor de mercado.

Antes de hacer entrega del mismo al conductor que se encargue de su traslado a Argelia, miembros de la organización dan apariencia de legalidad al vehículo. Para ello sacan una matrícula temporal en otro país ajeno al robo pagando la correspondiente tasa -en muchas ocasiones en Italia- y a través de internet sacan un Documento Aduanero de Exportación que coincida con la nueva matrícula, dando así carácter legal al vehículo.

Al contar con una matrícula buena y el número de bastidor perfectamente troquelado es prácticamente imposible detectar que se trata de un coche robado. Es entonces cuando entra en juego la pericia y profesionalidad de los agentes de la Guardia Civil, quienes pese a los medios limitados con los que cuentan consiguen destapar el fraude. Para ello se basan de medios auxiliares, en ocasiones costeados por los propios guardias, que les permiten comprobar que los dígitos del bastidor no coinciden con los de otros elementos del vehículo que este periódico no desvela para no dar pistas a los delincuentes.

Además, este año se ha implantado también la obligación de que los vehículos se saquen el Documento Único Administrativo (DUA) en el propio puerto de València con la documentación del coche en mano. Así se evita que puedan obtenerlo en otros países donde hayan presentado la documentación falsa. Otra de las medidas para combatir este tráfico ilegal de coches es identificar a todo conductor que no sea titular del vehículo. En caso de no contar con un documento que acredite el préstamo del dueño o su alquiler no se le deja embarcar.

De igual modo, se está intentando mejorar la colaboración con las autoridades de Argelia, donde se coloca un sello negro en el pasaporte del ciudadano que entra con coche y se le sella en rojo si al abandonar el país sale sin vehículo. Esto favorece que al regresar a España esa persona quede señalada y no pueda hacer un nuevo pase sin levantar sospechas.

Sin embargo, pese a todas estas medidas, estas mafias siguen enviando coches a Argelia, donde los venden en mano por cantidades entre los 12.000 y los 15.000 euros, sin concesionarios de segunda mano como intermediarios. Las condiciones precarias en las que trabajan los agentes, a 45 grados bajo toldos de lona que se recalientan y después de cuatro horas para embarcar a unas 1.500 personas y más de 300 coches cada dos días (cifras de esta semana del Ferry Regina Báltica de València-Mostaganem), hacen que los delincuentes opten por esperar al final de la jornada para embarcar aprovechando el cansancio acumulado de los guardias. Aun así logran encontrar el mínimo fallo para destapar la falsificación. Actualmente hay una veintena de coches intervenidos que todavía no han podido ser devueltos a sus propietarios porque nadie se hace cargo de ellos. Normalmente el perjudicado es la aseguradora que ya ha pagado al particular por el robo. Otros casos como un Porsche Panamera sustraído recuperado en València son rápidamente reclamados por sus dueños.