Desde Cocemfe CV lamentan la situación en la que se vieron envueltos el pasado lunes Amparo Ferrer y su sobrino de 6 años con movilidad reducida y en silla de ruedas, que se vieron obligados a llamar al Cuerpo Nacional de Policía cuando el personal de FGV se negó a ayudar al pequeño a bajar las escaleras ya que ascensor de la estación de Xàtiva para acceder al andén estaba averiado. Los agentes cargaron a pulso la silla de ruedas y trataron al menor "con respeto y cariño, por lo que les estamos muy agradecidos". Ayer, la mujer presentó una denuncia en la comisaria de Quart de Poblet por la "insensibilidad del personal de FGV".

Desde la entidad consideran que sería positivo que FGV estableciera un protocolo consensuado con las entidades de discapacidad que ofreciera una solución para evitar situaciones en las que una persona con la movilidad reducida no pueda acceder al servicio de FGV por avería de ascensor. "Desde nuestras asociaciones se ha puesto sobre la mesa alguna vez la posibilidad de poner a disposición de la persona afectada un taxi que la lleva hasta otra estación u otro medio de transporte público que sí que pueda utilizar, pero habría que estudiar las posibilidades con detenimiento con el objetivo de que el protocolo recogiera una casuística amplia que incluyera este tipo de casos más aquellos surgidos de situaciones de emergencia (casos de evacuación por emergencia o por quedarse atrapado en el ascensor)", afirma el preisdente de Cocemfe CV, Carlos Laguna.

Además, la comisión de Accesibilidad de Cocemfe Valencia tiene prevista una reunión el próximo martes 11 de septiembre, en la que abordará este caso, y otra con FGV para hablar de diversos asuntos relacionados con la accesibilidad del servicio. Desde la entidad recuerdan que FGV "siempre ha mostrado una buena predisposición para atender las demandas del colectivo de personas con discapacidad y que en la actualidad existe una colaboración fluida para mejorar la accesibilidad tanto de las estaciones como de los trenes y de las máquinas expendedoras".

Por otro lado, Laguna defiende que la actitud de quien atiene al cliente "debe ser en todo momento de facilitación a la persona usuaria, en especial, cuando se trata de una persona con factores de especial vulnerabilidad, como es el caso, al tratarse de un menor con la movilidad reducida".

Así, para garantizar esta calidad en la atención al cliente con discapacidad, "es necesario que el personal esté formado en atención y trato adecuado a las personas con discapacidad, tal como ya está sucediendo en otros medios de transporte, como en barcos de pasajeros, ámbito en el que la legislación obliga a disponer de esta formación. Pensamos que hay que esmerar el trato en este tipo de casos y mostrar una especial sensibilidad".

Ahora bien, "la solución de cargar a pulso a la persona con movilidad reducida pensamos que no siempre es la más adecuada o la más segura, puesto que, además de que no se respeta el principio de autonomía personal, puede crear situaciones de peligro tanto para la persona afectada como para aquellas personas que intervienen para prestar ayuda (cabe destacar que esto último no es aplicable en aquellos casos en que concurren elementos de emergencia como cuando alguien queda atrapado en el ascensor o cuando hay que evacuar para sacar de un peligro inminente a la persona afectada)", concluye Carlos Laguna.