La Fundación Oceanogràfic y las Universidades Complutense de Madrid y de las Palmas han detectado, en un estudio pionero, que una nueva cepa del virus más letal en delfines llega al Mediterráneo procedente del Atlántico. La novedad reside en que esta nueva cepa tiene un patrón diferente ya que a los animales que les afecta sufren lesiones más graves que las que provoca la variedad autóctona mediterránea, que provocó un brote en 2011.

Así lo ha señalado en un comunicado l'Oceanogràfic, que explica que a finales de los años ochenta, una extraña afección, que combinaba neumonía, encefalitis y daños al sistema inmune, acabó con la mitad de la población de delfines mulares del Atlántico, la especie de delfín más común. El responsable fue un virus del género Morbillivirus, de la misma familia a la que también pertenecen los causantes del sarampión en humanos y de la peste bovina.

Desde entonces, este virus ha provocado epidemias muy destructivas que ha afectado a diferentes especies de cetáceos de todos los océanos, lo que le ha otorgado el título de ser el más letal para estos mamíferos.

En el último brote de 2011, tan solo en la Comunitat Valenciana, aparecieron varados 50 cadáveres en mes y medio, según ha explicado el recinto de animales. Sin embargo, a partir de 2012, se detectó un cambio en el patrón de esta enfermedad que, ahora se sabe, se debió a la existencia de una nueva variante del virus, que está circulando por las aguas del Mediterráneo.

Inmunidad natural

Consuelo Rubio-Guerri, coordinadora de la investigación de la Fundación Oceanogràfic y principal firmante de la publicación, considera que «lo más probable es que ante el virus que anteriormente producía brotes se hayan inmunizado de manera natural tras pasar la enfermedad y eso se transmite de madres a crías», motivo por el que muchos se podrían salvar.

El estudio de l'Oceonogràfic se basa en cinco animales muertos por el virus, del total de los 322 recogidos en las costas valencianas desde 2010 hasta 2015. Tras secuenciar genéticamente el virus que provocó su muerte, se apreció que uno era idéntico al que causó la epidemia mediterránea del año 2011, mientras que los cuatro restantes eran idénticos a la cepa del Atlántico Norte.