El debate interno en el PP sobre el cartel electoral de la ciudad de València ha enturbiado las ya de por sí difíciles relaciones entre la dirección regional y Génova cuando apenas quedan ocho meses para las elecciones. La tensión es importante y podría ir a más si ambas partes no logran reconducir la situación. El detonante ha sido el sondeo que ha puesto en marcha la dirección nacional para conocer el grado de aceptación y conocimiento de posibles alcaldables, una lista que no fue consultada con la dirección regional y que no recoge ninguno de los candidatos que promueve Bonig, pero sí a otros que expresamente no cuentan con su apoyo.

El eurodiputado Esteban González Pons; el presidente de la gestora del PP de València, Luis Santamaría, los diputados Maria José Català y Vicente Betoret y el abogado Manuel Broseta forman parte de una encuesta que Génova anunció en su momento, pero que ha acabado generando un problema al propio Pablo Casado por la selección de los nombres. Broseta, una persona de prestigio e influencia en la capital, ha desautorizado al partido con un comunicado en el que se desvincula del sondeo y lamenta que hayan usado su nombre sin consultarle.

La inclusión de Broseta en este sondeo fue considerado «un error» no sólo por parte de la dirección regional, si no incluso por otras cargos de Génova que ayer subrayaban que Casado no estaba al tanto de la letra pequeña de la encuesta. Fuentes del PPCV apuntan que alguien en Génova se ha dejado aconsejar por el sector crítico a Bonig (se señala directamente a Betoret, quien tiene vía directa con la secretaría de organización) y aseguran que «el patinazo» tendrá consecuencias. «A lo mejor alguien toma nota de en quién puede confiar y en quién no», apostillaron.

Sondeo no determinante

Bonig, que ya el lunes se quejó personalmente a Casado por el ninguneo a la dirección regional cuando coincidieron en un acto en Madrid, sigue confiando en que, a pesar de la encuesta, su opinión sobre quien debe encabezar la lista será escuchada. Fuentes de la dirección regional no ocultan su malestar por lo ocurrido, pero insisten en que el sondeo no será determinante, ni en sus resultados, ni en los nombres, y que Génova acabará escuchándoles.

«La reunión entre Casado y Bonig», sigue pendiente. Lo contrario, apuntan, supone abrir una guerra en un momento electoral que no beneficiará a nadie. Así, algunas fuentes avisaban de que aunque Génova tenga formalmente la competencia de elegir al candidato a la capital, si Madrid va por libre, la regional puede hacer lo propio con el resto de listas, en concreto con la candidatura autonómica. «Hay que hablar de todo», indicaron.