Entre 20 y 25 trabajadores de la empresa privada Eresa -concesionaria del servicio de resonancias y TAC en el Hospital General de València- pasarán a depender del consorcio hospitalario público una vez se complete el proceso de reversión de los servicios. Así se acordó el pasado jueves en el consejo de gobierno del consorcio dando el primer paso para organizar la salida de la empresa del centro hospitalario de Tres Cruces, acabados ya dos de los tres contratos que los vinculan desde hace casi tres décadas.

Según el acuerdo del consejo de gobierno, el personal subrogado deberá tener la titulación a la que obliga la ley y, además, llevar un mínimo de un año trabajando en el puesto. Una vez cambien de empleadores, los trabajadores (radiólogos, técnicos en radiología, enfermeros o auxiliares de enfermería y auxiliares administrativos) mantendrán las condiciones tanto de trabajo como de salario que tenían con Eresa.

El acuerdo sobre los trabajadores está firmado pero aún se desconoce cuántos y quiénes serán al final ya que empresa y hospital mantienen abiertas las negociaciones para que la transición de un servicio privatizado a uno público se realice con «continuidad» y sin afectar, sobre todo, a los pacientes. Cabe recordar que, hoy por hoy, la empresa sigue encargándose del servicio de TAC y resonancias en el General pese a que los contratos suscritos en su día acabaron en enero de este año el primero y el pasado 24 de julio el segundo. El tercero, el de la medicina nuclear acaba en 2019.

Desde el hospital defendieron que la salida se iba a retrasar para hacerla «en bloque» dado que el sistema organizativo es único para los tres contratos. Lo cierto es que este retraso facilitará que, mientras, el hospital reciba los aparatos de diagnóstico por imagen comprados gracias a la donación del magnate textil Amancio Ortega y que van a sustituir a los aparatos de Eresa, ya que en el contrato no se preveía que el consorcio se quedara también con ellos. Mientras, hospital y empresa privada llegaron a un acuerdo bilateral para seguir ofreciendo el servicio pese a haberse agotado el tiempo de los contratos.

Mismo guión que Erescanner

La salida de Eresa del General y la subrogación de sus empleados por parte del consorcio va a seguir, por lo que se conoce hasta ahora, el mismo patrón que el marcado por la Conselleria de Sanidad para completar la vuelta a lo público del servicio de las resonancias en 16 hospitales públicos, ahora en manos de la UTE Erescanner (liderada también por Eresa).

Sanidad preparó ya un borrador de decreto en el que establecía las condiciones para subrogar a parte del personal actualmente «empotrado» en los hospitales, más de 100 trabajadores en toda la Comunitat Valenciana. En este proceso, al contrario que en el del General, la administración no debe esperar a recibir las máquinas nuevas de Amancio Ortega ya que el contrato sí prevé la «recompra» de equipos a la unión de empresas.

Oficialmente, la concesión del servicio expira el próximo día 31 de octubre aunque, hoy por hoy, Sanidad todavía no ha hecho público el decreto de subrogación de personal, similar al que en su día se publicó sobre los trabajadores subrogados en el área de Alzira. Preguntada al respecto, la consellera de Sanidad, Ana Barceló aseguró esta semana que se seguían sucediendo las «reuniones internas» y que las conversaciones «seguían avanzando» pero no pudo aportar una fecha concreta sobre la publicación del decreto de personal.