Agentes de la Guardia Civil de València han detenido a tres hombres y se han incautado de 400 kilos de cocaína en una operación desarrollada el pasado sábado durante la cual llegaron a efectuar varios disparos que, por fortuna, no hirieron a nadie.

Los hechos se produjeron a primera hora de la noche del sábado, cuando una patrulla de la Guardia Civil que vigilaba una de las bases de contenedores ante la sospecha de que podía estar fraguándose una operación de extracción de droga en el recinto portuario.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, los guardias observaron movimientos sospechosos en uno de los contenedores y, tras tomar precauciones, se dirigieron hasta la puerta trasera del mismo.

Al verse descubiertos, los dos hombres que al parecer estaban escondidos en el interior, salieron y echaron a correr. Los agentes les dieron el alto, pero los sospechosos hicieron caso omiso, así que uno de los guardias sacó su arma reglamentaria y realizó varios disparos intimidatorios al aire.

Uno de los presuntos traficantes obedeció y se detuvo en plena persecución, por lo que fue inmediatamente inmovilizado en el suelo y esposado, pero el otro continuó corriendo y se escondió entre los contenedores de la terminal.

Confinamiento de los trabajadores

Los agentes pidieron refuerzos y, mientras duró la batida por el interior del recinto, la Guardia Civil obligó a los trabajadores que estaban en la zona a que se quedasen confinados dentro de las dependencias de oficinas.

Finalmente, la Guardia Civil detuvo al fugitivo, así como a un tercer hombre que, al parecer, esperaba en el vehículo en el que iban a sacar del puerto las mochilas con la droga.

Para entonces, otros agentes del instituto armado ya habían iniciado el rastreo del contenedor del que habían salido corriendo los dos presuntos narcos. En el interior, encontraron una decena de mochilas de grandes dimensiones, colocadas en la parte de atrás del contenedor, en la zona más próxima a la puerta.

Dentro encontraron 400 kilos de cocaína, distribuida en pastillas de un kilo de peso, aproximadamente, cada una, y con diferentes envoltorios que acreditan el origen de cada uno de los envíos.

El sistema empleado es el de gancho perdido, esto es, niel importador ni el exportador conocen la existencia de la droga, que las redes del narcotráfico colocan en el interior del contenedor en el puerto suramericano de salida o en otro punto intermedio, para que después la recuperen en el puerto de destino -en este caso, el de València- otros miembros de la red.

Una vez detenidos, la Guardia Civil registró los domicilios de los sospechosos después de que concediera los mandamientos el juez de guardia de València.