El Aquarius, que significó un antes y un después en materia de políticas de asilo, concluye sus operaciones, ¿significa una derrota en el pulso contra quienes criminalizan la solidaridad?
Al final la decisión de esta semana es el resultado de la campaña que ha puesto en marcha el gobierno italiano, apoyado por Europa, en contra de las organizaciones que estamos intentando hacer algo en el Mediterráneo. La política europea sigue siendo la de apoyar a Libia para que su guarda costera intercepte cuantas más pateras mejor. En el año 2018, son ya 14.000.
¿Qué ocurre con estas personas una vez las devuelven a Libia?
Sabemos que cuando a esa gente se les lleva de vuelta a Libia se les mete en centros de detención, una detención totalmente arbitraria donde no hay un sistema de registro que indiquen dónde están luego. La situación para los migrantes en Libia, desde luego, no es una situación donde estén protegidos y, al final, si tú rescatas a alguien en el Mediterráneo estás obligado a llevarlo a un puerto seguro. Y el puerto de Libia no es un puerto seguro para los migrantes.
Sin embargo, no ocurrió lo mismo con el pesquero de Santa Pola.
Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) agradecemos muchísimo la decisión que tomó el Gobierno español para que el Aquarius pudiese desembarcar en València. Lo que vemos ahora es que las decisiones son mucho más europeas y es esa Europa la que dicta las políticas de no facilitar nuestro trabajo o incluso hacerlo cada vez más difícil. Lo que hemos vivido nosotros en los últimos 18 meses ha sido la retirada del Aquarius de la bandera de Gibraltar, de Panamá... Cada vez es más difícil trabajar. Hemos visto cómo desde las autoridades judiciales italianas se nos acusa de gestionar mal las basuras.
Se dijo que tiraban combustible por la borda, ¿no?
Yo no tengo los detalles pero, básicamente, es una manera más de dificultar nuestro trabajo además de no dejarnos llegar a un puerto seguro. La decisión del Aquarius ha sido el resultado de todas estas políticas. Y para nosotros ha sido una semana muy triste, porque el Aquarius era el emblema de aquellos que queremos hacer algo y que hemos tenido que dejar de hacerlo porque no nos dejan. Aquellas personas que crean que el fin del Aquarius en el Mediterráneo es un éxito deberían mirarse al espejo y ver realmente cuál es esa Europa de los valores y de los Derechos Humanos.
¿Hablar de «políticas europeas» ha pasado a tener una connotación negativa?
Es un tema de hace tiempo que se reflejó también en la decisión de MSF de rechazar toda la financiación europea por no estar de acuerdo con la políticas migratorias [el Pacto de la UE con Turquía], pero vemos que continuamos con esa línea. Nosotros vamos a seguir alzando la voz y diciendo que esta no es la Europa que queremos.
Las personas van a seguir huyendo y jugándose la vida en el Mediterráneo si es necesario para llegar a Europa, ¿qué supone que el Aquarius
Significa que van a buscar caminos más difíciles y peligrosos, por otra parte tenemos a una guarda costera libia que va a aumentar sus efectivos para interceptar a más personas... En el mes de septiembre, de 10 personas que quisieron llegar a Europa siete fueron interceptadas por la guarda costera libia, dos murieron ahogadas y una llegó a Europa. Estamos viendo cómo es cada vez más peligroso cruzar.
¿Se sabe cuántos grupos humanitarios hay ahora mismo en el Mediterráneo?
Que estén con capacidad de rescate ninguna ahora mismo. Ya veremos lo que pasa en las próximas semanas.
SOS Mediterranée sí dijo que buscaría otro barco para seguir con el trabajo humanitario en el Mediterráneo, ¿ustedes se lo han planteado?
Nosotros vamos a continuar buscando maneras de poder asistir a estas personas que están en peligro en el Mediterráneo. Esa doble cara de Médicos sin Fronteras de asistir, dar testimonio y denunciar para pedir el fin de estas muertes es ahora muy importante.
¿Qué falla para que la solidaridad no traspase ideologías?
Lo primero es que Europa decida mirar a otro lado o negocie con Turquía o Libia, en lugar de hacer lo que toca que es evitar muertes en el Mediterráneo. Lo segundo es que en los medios de comunicación no se hable en términos de avalancha. Ahora mismo el 85 % de las personas que han dejado su país están en un país en desarrollo. Lo que está llegando aquí es un 1 o 2 %. Es importante contar otro relato para poner un poco de humanidad. Lo que hay ahora mismo es una epidemia de indiferencia transmitido por el mosquito de la ignorancia, pero también hay formas de combatirla: poniendo más humanidad.
A pesar de los esfuerzos de las ONG, sigue sin haber un mecanismo europeo específico de rescate y ayuda, ¿qué supone el Pacto Mundial para la Migración que se firma estos días en Marrakech?
Es necesario un dispotivio europeo de rescate y salvamento en el Mediterráneo central para evitar esas muertes. Nuestra presidenta internacional va a estar participando en Marrakech y, básicamente, para nosotros lo hay que defender es que debe evitarse la criminalización de aquellos que están buscando protección. No puede pensarse en aquella persona que está huyendo buscando refugio como un criminal. Esas personas están viviendo una doble victimización: están saliendo de un país en guerra viviendo una situación dificil y cuando llegan aquí se les vuelve a criminalizar por querer buscar refugio. El segundo punto es que no solo se criminaliza a los que huyen sino también a los que queremos ayudar.
