? «Pero, doctor, si yo sólo he practicado sexo oral, ¡no puede ser!». Esta frase, según el jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de València, Miguel García Deltoro, es muy habitual en su despacho, después de que llegue el diagnóstico de gonorrea, sífilis o clamidia. A la pérdida del «respeto» al sida y al desconocimiento del resto de infecciones de transmisión sexual (ITS) se une la creencia de que el sexo oral sin protección no es una práctica de riesgo para el contagio. «Es un problema grave que tenemos, porque se transmiten perfectamente», puntualiza. En esta confusión podría haber ayudado, según el experto, el saber que el VIH «es casi imposible que se transmita así, de ahí que no se utilice el condón. Si éste ya se usa poco en las penetraciones en el sexo oral, prácticamente no lo usa nadie». De hecho, la faringitis es uno de los síntomas clínicos de la gonorrea, la sífilis y la clamidia. De esta última ITS se notificaron el año pasado 863 casos, además con un perfil muy diferente al que predomina en las otras dos: aquí las principales afectadas son ellas y, además, en edades más jóvenes, de 15 a 34 años con el riesgo añadido de que el 90 % de infecciones por clamidia en mujeres son asintomáticas.