Unos veinticinco kilómetros del río Xúquer se hallan especialmente afectados por la invasión de la tortuga de Florida (Trachemy scripta). Se trata del tramo bajo, donde resulta complicado controlar sus poblaciones por la gran longitud de afectación y la dificultad para acceder al río, al estar la ribera ocupada «por densos cañaverales y propiedades privadas que hacen imposible llegar al cauce», admiten desde Medio Ambiente. La dispersión de las zonas de reproducción es otro factor que juega en contra, pero no solo, ya que se trata de un ámbito con elevada presión humana, donde los dispositivos de captura de galápagos «pueden ser objeto de vandalismo o manipulación».

En cualquier caso, en el tramo del río Xúquer con tortuga de Florida no se presenta el galápago europeo, la especie autóctona considerada vulnerable. De ahí que la Conselleria reconozca que no está llevando a cabo actuaciones específicas, ya que no tendrían una incidencia significativa sobre las poblaciones que se pretende proteger, aunque sí colabora con grupos de voluntarios implicados en el control de la especie invasora en esta zona.

Otra invasión no menos preocupante es la del mejillón cebra, considerada una de las diez más peligrosas del mundo. Hace unos días la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) alertaba a los usuarios de embarcaciones de su presencia en los embalses de la demarcación, llegando a instalar hasta 61 carteles informativos en veintisiete ubicaciones. Este bivalvo está presente, generalmente en forma larvaria, en los embalses de Arenós y Sitchar de la cuenca del río Mijares; Loriguilla en el Turia; Alarcón, Cortes, Naranjero, Forata, Molinar, Tous y Escalona, en las cuencas del Magro-Júcar; embalse de Tibi en el Vinalopó, y embalse de Amadorio en el rio Amadorio. Es perjudicial en los sistemas acuáticos ya que reduce significativamente la concentración de fitoplacton en el agua y compite por el espacio.