Son casi las siete de la tarde y Clotilde Veniel viaja en el AVE de Madrid a València después de pasar uno de los días más intensos de su vida. El rey Felipe VI, junto a doña Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, le entregó ayer por la mañana en el Salón de Columnas del Palacio Real una de las 41 distinciones de la Orden del Mérito Civil por ser un ejemplo de consideración hacia los demás en su labor cotidiana. Clotilde, de Bicorp (en la Canal de Navarrés), fue agasajada hace pocas semanas por su cumpleaños y por celebrarlo todavía en activo como voluntaria de Cáritas.

«¿Lo he hecho bien?», preguntaba ayer después de un acto reseñado en todas las televisiones estatales y en el que ella, por su edad, fue destacada por encima del resto de condecorados, entre ellos un donante de sangre que lo ha hecho en 161 ocasiones o los rescatadores de una familia holandesa en las inundaciones del año pasado en un pueblo de Mallorca. Al acto de entrega asistieron el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, Josep Borrell.

Desiré, nieta de Clotilde, describió por teléfono a Levante-EMV el maratón vivido por Clotilde estos dos días, que la ha llevado de Bicorp a Madrid en un viaje de ida y vuelta. Todo un tour de force para una persona de esa edad. Pero la anciana estaba muy bien, «de hecho, teníamos miedo de que fuera sola de la silla hasta el rey cuando le tocara recoger el premio. Pero ella dijo que no, que no quería ayuda y que caminaría sola. Y con tacones», cuenta. Eso sí, en las grabaciones emitidas por televisión, una vez condecorada, se ve a la reina dar indicaciones a sus hijas para que acompañen a Clotilde de regreso a su asiento. Es cuando la mujer les dice, tal como captaron las cámaras: «Pero qué guapas sois». Y la heredera de la corona y su hermana corresponden los gestos de afecto de la anciana.

Según explicaba ayer la nieta, a Madrid han viajado cuatro generaciones: Clotilde, su hija (también llamado Clotilde); la nieta Desiré y el biznieto Fede. «Viajamos hasta Valencia en coche, tomamos el AVE que nos llevó a Madrid y en la estación de llegada nos recogió un coche de la Casa Real que nos llevó al hotel para que nos alojáramos y que la abuela y nosotros descansáramos. Luego fuimos al Palacio Real a ensayar el acto», explica. Todo este trasiego no ha hecho mella en la homenajeada, que ayer estaba eufórica.

«Es una recompensa muy grande que todo un rey te reconozca; ni en mis mejores sueños lo hubiera imaginado», señalaba a este diario. Clotilde, que posee una salud y una movilidad asombrosas en alguien que ya hace siete años que festejó los cien, no acusaba el desplazamiento. Y solo se quejó un poco en la estación de Atocha de la tardanza del AVE de regreso a Valencia, que sufrió un retraso.

Orgullosos de la abuela

«Estamos muy orgullosos de nuestra abuela. De verdad que se lo merece, porque lleva muchos años preocupándose por los demás y está muy bien que una institución como la Corona se lo agradezca con esta distinción», señalaba Desiré.

Tal como este diario contó días atrás, Clotilde todavía acude a algunas reuniones de Cáritas para gestionar la entrega de ropa a los pobres o colaborar en algún que otro cometido. Y aunque el párroco de Bicorp acude algunas veces a su casa para visitarla, ella lo agradece pero le reprocha al cura que lo haga porque prefiere desplazarse personalmente a la iglesia y asistir a misa.