El menú era el habitual de cualquier banquete de bodas que se precie. Entre los platos principales había carrillada o bacalao. Y luego, baile. Pero la celebración terminó de la forma más inesperada y menos deseada por los protagonistas de cualquier enlace matrimonial: con seis ambulancia acudiendo al salón para llevarse a urgencias a casi una veintena de invitados.

Ocurrió el sábado por la noche en la Alquería Kukala de la Pobla de Farnals. Durante los últimos compases del evento, los comensales comenzaron a sufrir los síntoma de una intoxicación alimentaria de libro. Afortunadamente, todo quedó en un susto.

Los servicios de emergencias recibieron el aviso en torno las 21 horas. En total, se contabilizaron dieciocho atendidos que demandaron asistencia sanitaria. Los más afectados por el presunto brote fueron repartidos entre los hospitales de Sagunt y el Clínico de València. El resto se trasladaron al centro de salud más cercano, en Massamagrell.

Ninguno de los pacientes requirió el ingreso hospitalario. Todos fueron dados de alta después de ser examinados por los facultativos de guardia, según precisaron ayer fuentes de la Conselleria de Sanidad. Pese a presentar un cuadro de indisposición por la ingesta de algún alimento aún por precisar, su estado no revestía gravedad. De las posibles causas que motivaron el episodio de intoxicación no trascendieron más detalles, a la espera de que se practiquen los pertinentes análisis. Las mismas fuentes indicaron que en los próximos días le correspondería a Salud Pública investigar si se produjo algún tipo de brote de salmonelosis o si lo sucedido tiene otra explicación. Hasta el salón de banquetes se movilizaron una unidad del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU), dos Soporte Vital Básico (SVB), dos Transporte No Asistido (NA) y el Punto de Atención Continuada (PAC) de Massamagrell. Seis afectados fueron trasladados al Hospital Clínico y otros ocho, al Hospital de Sagunt. En el complejo también se personó la Guardia Civil de Massamagrell. La Alquería Kukala, ligada al reputado Grupo Cartuja, remarcó ayer en un comunicado que su papel se limita exclusivamente a alquilar el salón a otras empresas que lo explotan, ofrecen el cáterin y celebran eventos en su seno. Los responsables lamentaron lo sucedido, dijeron estar «pendientes» de la evolución de los hechos y defendieron que la empresa que organizó la celebración del sábado «lleva más de diez años prestando servicios con la máxima calidad y satisfacción de los clientes».