«Lo fundamental no era solo arreglar el caso de Rachida y su hijo, sino cambiar el marco legal para que cualquier persona de cualquier religión pueda pedir en cualquier centro público un menú alternativo por motivos religiosos o culturales y pueda acceder al mismo ya que hasta ahoradependía de la direccion de cada centro», explican desde Valencia Acoge, una de las entidades que ha peleado para que la Conselleria de Educación modificara la orden de instrucción que regula el funcionamiento de los centros.
Además, desde la entidad aseguran que la nueva intrucción «recoge algo que también se plasma en la ley de Infancia y Adolescencia aunque muchos centros lo desconocían».
Respeto para la convivencia
Desde València Acoge también afirman que adaptar los menús en los colegios no va en contra del laicismo que rige los mismos, ya que «respetar las creencias de cada uno no significa que éstas se impongan a nadie. Respetar la religión de cada uno es esencial para la convivencia y eso no es meter la religión en las aulas, sino respetar las diferencias de las personas por sus creencias». «Hablamos de diversidad y no solo por creencias religiosas. El comedor es una forma de integración y un respiro para las familias», puntalizan.
