El geógrafo Juan Antonio Marco argumenta que en sus visitas con otros geógrafos a los montes que alguna vez fueron calcinados, ha visto cómo se han recuperado con éxito, ya que «los montes mediterráneos tienen una alta capacidad de regeneración vegetativa».

Marco detalla que un monte se regenera de manera rápida cuando la planta sólo sufre quemaduras en la parte aérea, es decir, que no llegan a morir porque los daños no llegan a las raíces. Así, se produce una reacción vegetativa y la planta al poco de un mes vuelve a brotar. Las especies que más resisten al fuego y que más fácilmente rebrotan son las carrascas ( Quercus rotundifolia), el lentisco ( Pistacia lentiscus), el espino negro ( Rhamnus lycioides), los tubérculos y la mayor parte de la familia de los matorrales, explica.

Otra manera de regenerarse es el crecimiento sexual, es decir, a través de los frutos de los propio árboles, como el pino que cuando sus piñas tocan el fuego explotan y se esparcen en trocitos por el terreno, este mecanismo facilita la reproducción y extensión de la especie por la zona quemada. «La cala Granadella sería un ejemplo», añade.