El Botànic II no ampara con esa denominación la implantación de una tasa turística a las pernoctaciones hoteleras en la Comunitat Valenciana, pero sí deja abierta la posibilidad aunque bajo otra fórmula. Como fue tema de conflicto entre los socios durante las negociaciones del Botànic II se excluyó del acuerdo de gobierno. La palabra tasa no aparece en todo el bloque dedicado a política turística.

Sin embargo, el vicepresidente segundo del Consell, el podemista Rubén Martínez Dalmau, da por hecho que activar la tasa turística sí está incluido dentro del acuerdo que su formación firmó con PSPV y Compromís, aunque durante los negociaciones los socialistas (que rechazan implantar ese tributo) no hicieron la misma lectura que Dalmau y dijeron que no estaba incluida en el documento.

Incluso la pasada semana el nuevo director general de Turismo, Herick Campos, señaló que la posibilidad de implantar la tasa turística no estaba encima de la mesa ni en la agenda del Consell tras un encuentro con el alcalde de Benidorm, Toni Pérez.

Pero ayer el número tres del Consell (presidente accidental del Consell por unos días) lanzó el aviso a sus socios en unas declaraciones a la cadena Ser en las que aseguró que la tasa se implantará «tarde o temprano» y después de que Compromís en las Corts se haya mostrado a favor.

Dalmau, que ayer paseó por la Fira de Xàtiva acompañado del alcalde socialista de esta localidad, Roger Cerdà, es partidario de abordar este debate en el Consell porque en su opinión es la mejor herramienta para introducir mejoras en el sector turístico.

Fuentes del departamento que dirige Dalmau precisaron ayer que el vicepresidente se refirió a que el Pacte del Botànic incluye la adopción de medidas encaminadas a garantizar la sostenibilidad del sector turístico y que ahí es donde cabe la tasa turística como herramienta más adecuada para asegurar esa sostenibilidad.

Así es. Textualmente, el Botànic II recoge entre las medidas a adoptar en el sector turístico la contribución a la sostenibilidad de la actividad turística y la puesta en marcha de estrategias que garanticen esa sostenibilidad de la actividad turística de forma que tanto residentes como visitantes y agentes turísticos puedan contribuir a la mejora de las infraestructuras y dotaciones turísticas, impulso de buenas prácticas laborales en el sector, lucha contra el intrusismo y el fraude en el alojamiento o la promoción del medio ambiente, la gestión de residuos y el desarrollo de un turismo sostenibles.

Una cuestión muy polémica

El pasado mes de junio, Martínez Dalmau ya aseguró en una entrevista en Levante-EMV que su partido tiene intención de insistir con la tasa turística porque es un elemento de justicia social y dio a entender que presentarían en las Corts Valencianes en el nuevo curso político iniciativas para impulsar la tasa por la vía legislativa.

La posible implantación de este tributo es motivo de polémica constante y es habitual que incluso dentro de los mismos partidos haya posiciones divergentes.

Por ejemplo entre los socialistas. El PSPV de València apoya la tasa turística si es voluntaria. El concejal Ramón Vilar apuesta por un impuesto flexible que permita a los ayuntamientos decidir y el conseller de Hacienda, Vicent Soler, ha asegurado en distintas ocasiones que es un impuesto que no se puede demonizar porque se aplica con éxito en otras autonomías y países.

Días atrás el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, aseguró que no está en el debate y que lo mejor es no crear conflictos donde no los hay (en referencia a las reticencias de la patronal turística a su aplicación) pero la vicepresidenta, Mónica Oltra, abrió la puerta a estudiar la tasa porque puede tener distintas configuraciones.

En cambio, el PP y Ciudadanos rechazan la medida y la consideran una imposición. Tampoco los empresarios del sector consideran que es una medida adecuada porque retraería a los visitantes.