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Tras las inundaciones

Orihuela retira 5.000 toneladas de enseres dañados por la riada

Quedan 2.000 más en la calle de muebles y electromésticos tras dos semanas

Los vecinos de Orihuela vuelven para retirar el lodo y evaluar daños

Los vecinos de Orihuela vuelven para retirar el lodo y evaluar daños

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Los vecinos de Orihuela vuelven para retirar el lodo y evaluar daños rubén míguez | orihuela

El polígono industrial Puente Alto de Orihuela se ha convertido en la última imagen de la devastadora gota fría y las inundaciones que sufrió esta localidad y otras tantas de la Vega Baja.

En sus calles, aún llenas de barro, todavía quedan vehículos que fueron arrastrados por la corriente y que no han sido retirados, y solo algunas empresas han retomado su actividad. Otras tardarán aún tiempo en recuperarse de los destrozos y algunas han anunciado que cerrarán y despedirán a sus trabajadores.

En este mismo lugar, símbolo de la devastación de la peor gota fría en 140 años, también se acumulan miles de enseres en montañas con los muebles, electrodomésticos y recuerdos de las familias que lo han perdido todo. Un ir y venir de camiones dejan aquí 300 toneladas diarias de enseres ya inservibles de las cientos de viviendas inundadas en la ciudad y sus pedanías.

La Concejalía de Limpieza Viaria ha acondicionado la campa para improvisar una planta de transferencia donde todos los enseres que se están retirando de las calles se acumulan antes de ser llevados a la planta de tratamiento de Cañada Hermosa, en Murcia, la más cercana al municipio.

«Estamos llevando hasta Murcia 40 camiones bañera llenos cada día», explica el edil responsable, Dámaso Aparicio. Su concejalía está recibiendo la ayuda de la empresa pública Tragsa.

Hasta el momento Orihuela ha retirado de sus calles 4.800 toneladas de enseres desde el sábado 14 de septiembre, cuando los camiones pudieron acceder a las primeras viviendas anegadas. La tarea, según señala Aparicio, seguirá, al menos, hasta finales de esta semana ya que aún se acumulan unas 2.000 toneladas de muebles y electrodomésticos a las puertas de las viviendas donde el agua alcanzó hasta el metro y medio de altura, destrozando todo lo que había dentro.

Los vecinos afectados siguen sacando sus enseres tras el paso de los peritos de los seguros, que son los encargados de evaluar los daños, y también aquellos que han dejado secarse pero que, al final, son inservibles. «Cada una de las casas de Molins es un camión lleno de enseres, todo para tirar, y allí hay 2.000 vecinos, es un desastre», lamenta el edil de Limpieza Viaria. Tanto a esta pedanía como a Correntías, dos de las más afectadas, los camiones para retirar enseres y residuos no pudieron acceder hasta la pasada semana debido a su mal estado.

Al municipio le cuesta 50 euros la eliminación de cada tonelada de enseres, y está retirando una media de 300 diarias al día.

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