Estaba previsto que ayer culminara el traspaso del mayor hospital privado de Galicia, Povisa, de sus actuales dueños al grupo valenciano de gestión sanitaria Ribera Salud, pero la firma del acuerdo se tuvo que aplazar. Un demora técnica, motivada no por discrepancias entre las partes sino por un «leve retraso» en la redacción del contrato, obligaba a dejar para hoy la rúbrica que sellará la operación, según aclararon fuentes cercanas a las negociaciones.

Cincuenta años después de que se constituyera la sociedad que puso la semilla del hospital vigués -el centro privado más importante de la comunidad- sus actuales propietarios Grupo Nosa Terra 21 y Ribera Salud se encuentran a apenas a un gesto de distancia de consumar un cambio que será histórico para el cuadro sanitario de Galicia pero también para la trayectoria de la valenciana Ribera Salud que, hasta ahora, se había centrado en exclusiva en la gestión sanitaria y con Povisa se estrena en tener también la propiedad de su propio centro privado. Una vez plasmada la firma, el documento se elevará a la Comisión Nacional de la Competencia para que estudie su autorización en un plazo mínimo de un mes.

Será a partir de entonces cuando se den a conocer de manera oficial algunos de los pormenores del pacto, como el precio final. Fuentes del sector calculan que el traspaso podría consumarse por una cantidad aproximada de entre 20 y 25 millones de euros -un cuarto de la cifra de negocio total de Povisa (103 millones), a falta de saber la tasación final de los activos.

La venta, en realidad, no se ciñe solo al buque insignia del centro médico Povisa sino que Ribera Salud se hará con todo el paquete completo de la «actividad sanitaria» de Grupo Nosa Terra 21 que volverá a centrarse en el ámbito marítimo. Una red de instalaciones que descansa principalmente sobre el complejo de la calle Salamanca, pero que incluye también otras clínicas de la ciudad de Vigo y una Escuela de Enfermería (Cepovisa).

Al respecto del traspaso, desde el comité de empresa han mostrado su temor a que la venta ponga en peligro los 1.500 puestos de trabajo del hospital privado y desde la Xunta ya han avisado que controlarán el buen cumplimiento del concierto público que se tiene actualmente con el hospital y por el que da cobertura a 135.000 personas hasta 2022.

Todo pasará a manos de Ribera Salud, que asumirá con Povisa su primer centro en propiedad. Hasta la fecha el grupo valenciano, comandado por su consejero delegado, Alberto de Rosa, estaba centrado en la gestión de concesiones en centros sanitarios de titularidad pública, como su reciente apuesta por coger el timón del hospital de Torrejón (Madrid). Desde 1999 su nombre se asoció al «modelo Alzira» que fundaron y pusieron en el mapa: un patrón de colaboración público privada iniciado en el hospital La Ribera (y su área), y que luego se extrapolaría a otros lugares de la geografía valenciana y que se basa en construir y gestionar hospitales públicos por un canon por paciente.

En abril de 2018, aprovechando la finalización del contrato por el que llegó a facturar 158 millones, el gobierno de Ximo Puig (con sus socios de Compromís, y el favor parlamentario de Podemos) retornó el complejo a la gestión pública. La Ribera, sin embargo, no era la única concesión con caducidad y, ahora mismo, peligra el área de salud de Dénia que se quiere revertir de forma anticipada.