Las discrepancias entre los socios del Botànic, PSPV, Compromís y Unides Podem, sobre la ampliación de la V-21, uno de los principales accesos a la ciudad de València, son profundas. Las Corts rechazó ayer una propuesta conjunta de Compromís y Unides Podem que pedía exigir al Gobierno de España la paralización inmediata de las obras de ampliación a tres carriles de la V-21, la reversión de las expropiaciones y la restitución de los bienes a los perjudicados. Pero el PSPV se ha negado igual que PP, Ciudadanos y Vox, que defienden abiertamente la ampliación de la vía.

En el debate, la diputada de Podemos Beatriu Gascó acusó a los socialistas de doblegarse ante el Ministerio de Fomento, igual que Compromís que recuerda que es posible cambiar decisiones adoptadas en Madrid como la que modificó la toma del trasvase Xúquer-Vinalopó, decisión que ya venía tomada desde Madrid por un gobierno del PP, como ocurre ahora con la V-21, según Graciela Ferrer.

Pero los socialistas alegan que han recibido una herencia envenenada y que lo único que quieren con la V-21 es cumplir la legalidad y apuntan que en la iniciativa de sus socios hay inexactitudes pues se trata de una obra licitada hace mucho tiempo en la que se ha aplicado una modificación muy importante que ha minimizado el impacto sobre la huerta.

El desencuentro entre los socios se produjo ayer en la comisión parlamentaria de Agricultura y planteaba también por parte de Podemos y Compromís que se abra un diálogo con Administraciones, sociedad civil y vecinos afectados para determinar las prioridades de movilidad y consensuar un plan que beneficie el conjunto de la sociedad valenciana.

Para Compromís y Unides Podem resulta injustificable el empeño del Gobierno de España de continuar acometiendo este proyecto a pesar de los evidentes inconvenientes desde el punto de vista social, ambiental y también económico. Ambas formaciones han criticado al resto por una medida que favorece el vehículo privado y aumenta los atascos porque al final por muchos carriles que se amplían todos los coches tienen que parar cuando llegan al semáforo que da entrada a València, apunta desde los partidos.