Durante el mes de septiembre, muchos bebés, niños y niñas han descubierto un nuevo mundo y nuevas caras que, poco a poco, van a pasar a convertirse en muy familiares.

Aunque teorías como la del "apego a mamá" del pediatra y experto Carlos González aconsejan que los menores pasen cuanto más tiempo posible con sus progenitoras, las necesidades de las familias y la falta de políticas efectivas de conciliación laboral, con una baja de maternidad de solo 4 meses, hacen que muchas opten por llevar a sus pequeños a las escoletes unas horas al día.

Durante el mes de septiembre, muchos menores se han enfrentado por primera vez a un "proceso de transición" que, según las maestras, ya debe estar más que superado a mediados de octubre. "Se separan de sus vínculos afectivos más esenciales (padres, abuelos...) para adaptarse a un nuevo entorno, la escuela infantil", explica Coni La Grotteria, maestra del Centro de Educación Infantil (CEI) Al Cole de València.

La maestra apunta que "no hay una receta mágica" y que la integración en la nueva realidad "dependerá de las individualidades de cada niño y de su entorno", por lo que "es importante respetarlas". Así, la adaptación ha de ser "progresiva, gradual, con respeto, cariño y paciencia".

Entre los consejos, La Grotteria detalla que hay que permitir que los niños y niñas lleven algún objeto de casa (mantita, peluche, chupete€), para que la escoleta "no sea el espacio en el que se prohíbe", y que los padres se despidan con una actitud alegre y "no desaparezcan por arte de magia". Además, de hablarles en casa de aspectos positivos del centro.

Aunque parezca que ocurra lo contrario, los bebés de pocos meses tienen un proceso de adaptación más rápido, explica la psicóloga del centro, Ana Lorenzo, ya que "no existe el miedo al extraño, que se desarrolla con más edad". En este caso, los pequeños deben sentir que los padres tienen confianza en las educadoras.

En cambio, Ana Lorenzo explica que para los padres y madres "sí es más difícil" el proceso: "Suele ser la primera vez que se separan, casi en el 100 % de los casos por pura necesidad". A los adultos les dice que piensen que es "positivo" para sus hijos, porque "llega un momento en la vida en el que los pequeños necesitan socializar y tener ciertas rutinas". "Que no haya sentimiento de abandono, porque en realidad no lo es", recalca.

Además, el paso por la escoleta hará que la entrada al cole "no sea tan brusca".

Menores "enmadrados", ¿un problema?

Sobre el apego a mamá, la psicóloga explica que los niños etiquetados de "enmadrados, no tienen por qué sufrir mucho más". "A estas edades, todos deben estarlo; no es una etiqueta mala, es el primer vínculo y el más fuerte, y es la primera persona a través de la cual se relacionan con el mundo". Asimismo asegura que este apego a mamá "no se rompe" por pasar unas horas en la escuela infantil y que tampoco hay que decir a los hijos "no llores": "hay que abrazarles y respetar sus emociones, porque están en todo su derecho".

"Paciencia y empatía" serán necesarias las primeras semanas, en las que la psicóloga avisa que puede haber más rabietas que de costumbre. Invita a pensar que "el paso al cole es quizás el primer gran cambio fuera de la familia" y que es "muy duro, porque es un entorno nuevo con figuras nuevas".

La directora y también psicóloga, Marisol Alhambra, apunta que hay que "ayudar a los niños a tener un buen contacto inicial con el mundo escolar, en el que van a ir desarrollándose a lo largo de su vida durante muchos años" y por eso ese primer contacto debe darse "de una manera cuidada". También hay que tener en cuenta que de 0 a 3 años es un "momento evolutivo de mucha sensibilidad en la vida de las personas".

"Los niños tienen que adquirir la misma seguridad que tienen con los padres y una relación positiva con las maestras y cuidadoras", detalla. "Es por su bienestar y los padres han de acompañar en este proceso", concluye.