Con una nueva reversión en el horizonte, Sanidad aún tiene por resolver cuestiones perentorias de la primera operación de este tipo abordada en abril de 2018 y que supuso el primer envite al conocido como modelo Alzira sobre el que Ribera Salud «edificó» su modelo de negocio.

Dieciocho meses después, la administración todavía no ha aclarado el futuro de los 1.400 trabajadores temporales que quedaron subrogados bajo la figura de personal laboral a extinguir. En principio se prometió que iban a poder quedarse en sus puestos de trabajo hasta que se jubilaran. momento en que sus plazas saldrían a concurso. El problema ahora está en cómo se va a permitir a los trabajadores seguir manteniendo los derechos laborales que tienen reconocidos en su convenio colectivo cuando diversos informes públicos lo ponen en duda. El comité de empresa le ha dado, de hecho, un ultimátum a Sanidad para reunirse a negociar el convenio colectivo después de dos intentonas fallidas a principios de año y una petición de reunión en septiembre que aún estaba por contestar.