Si hay una preocupación global que se ha arraigado en la sociedad en los últimos tiempos, es la que viene dada por los cambios provocados por la emergencia climática. Una inquietud que también se puede extrapolar a la sociedad valenciana, ya que es uno de los problemas que más conciencias ha removido durante el último año, según la encuesta de Invest Group para los periódicos de Prensa Ibérica en la Comunitat Valenciana. Si además el 30,2 % de los valencianos -casi 1,5 millones de personas- se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, y las actividades del sector agrícola tienen un gran peso en el plano socioeconómico valenciano, se puede establecer una clara relación entre estos factores y el cambio climático.

«Al final, lamentablemente, las familias con menos recursos o en riesgo de exclusión son más vulnerables a cualquier cambio de situación». De esta forma explica Maite Puertes, portavoz de Pobresa Zero en la Comunitat Valenciana, cómo las personas más pobres, y con un riesgo potencial de ser olvidados en la sociedad, son las que más sufrirán las consecuencias de la emergencia climática. Y cuando se habla de la Comunitat Valenciana, la crisis climática se cebará con el día a día de aquellos valencianos que están detrás de la cifra de 1,5 millones.

«Hay personas que igual no pueden encender el aire acondicionado. Cuando se incrementa el precio de los productos que importamos por las condiciones adversas en los países donde se producen, los primeros que lo sufren son las personas en situación de vulnerabilidad», apunta Puertes. Además, ha querido resaltar que la falta de recursos económicos ahonda en los efectos de los desastres meteorológicos, «fenómenos como las lluvias torrenciales e inundaciones que son cada vez más frecuentes».

Pero de la misma forma es necesario poner el foco en la vulnerabilidad de aquellas personas dedicadas a actividades del sector primario, como las agrícolas. «El Mediterráneo será una de las zonas más expuestas a las consecuencias de la emergencia del clima», afirma Carmen Rodríguez, de la misma organización, para denunciar cómo los agricultores y agricultoras sufrirán los efectos de las condiciones meteorológicas cada vez más adversas.

Todo esto denunció ayer Pobresa Zero con un acto en forma de performance en la Universitat Politècnica de València, en el Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza, donde además ofrecían datos a nivel global sobre las consecuencias de la emergencia climática. Concretamente, «de las 736 millones de personas en la pobreza más extrema, el 75 % dependen de actividades muy sensibles al cambio climático», ha asegurado Ángela Nzambi, una de las participantes en el acto de ayer.

Un panorama que «solamente cambiará con un cambio del modelo económico injusto». En este sentido, han señalado la necesidad de que desde la política y las empresas se asuman las responsabilidades en los cambios de nuestro planeta, así como la urgencia de un cambio en los hábitos sociales para ganar en sostenibilidad.