Peter Jenni, conocido como uno de los «padres fundadores» del experimento Atlas -uno de los dos grandes detectores del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN- estuvo esta semana en València, donde ofreció el último coloquio Severo Ochoa del año, para explicar los retos a los que se enfrenta en el futuro el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) de Alta Luminosidad, donde se descubrió el bosón de Higgs.

Peter Jenni lideró durante más de una década la colaboración Atlas, donde el Instituto de Física Corpuscular (IFIC, CSIC-Universitat de València) tiene una importante contribución, ya que fue uno de los primeros institutos españoles involucrados y aporta, ahora, más de 40 personas.

Este experimento es un enorme detector de partículas de 46 metros de largo, 25 de alto y 7.000 toneladas de peso, formado por dispositivos que miden y registran las partículas subatómicas generadas en las colisiones del LHC, de las que se producen unos 40 millones por segundo. Esto permite estudiar los componentes de la materia que forma todo el Universo y en 2012 se descubrió el bosón de Higgs, la partícula elemental que explica el origen de la masa y la última pieza para completar el Modelo Estándar.

Para llegar a este descubrimiento, que supuso el Nobel para Peter Higgs y François Englert, hizo falta un trabajo conjunto de miles de científicos y técnicos durante 20 años. Peter Jenni fue uno de los impulsores de este proyecto y su portavoz de 1995 a 2009.

En València explicó que, en estos 10 años de funcionamiento del LHC, «Atlas solo ha analizado un 4 % de los datos que se esperan conseguir» en todo el periodo de funcionamiento del acelerador del CERN, previsto hasta mediados de la década de 2030. Por tanto, «hay mucho por hacer todavía».