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Televisión pública

Un relevo entre sombras en À Punt

La mayor discrecionalidad del consejo rector para cribar candidatos augura posibles impugnaciones en un concurso sin Empar Marco

Empar Marco, directora de À Punt, junto al presidente de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació, Enrique Soriano. efe

Las dudas suscitadas en torno a la fórmula escogida para seleccionar a la terna de finalistas que pugnará por relevar a Empar Marco en la dirección general de À Punt añaden incertidumbre a un concurso sobre el que quedan por resolver muchas incógnitas, en buena medida alimentadas por la propia decisión de Marco -cuyo mandato expira en marzo- de apearse de la carrera por la reelección.

Aunque había abierto la puerta a continuar, la falta de conexión entre la máxima responsable de la radiotelevisión pública y el consejo rector liquidaba las opciones de esta de superar la primera fase del proceso, en la que los consejeros del órgano se reservan una mayor potestad discrecional para escoger al director respecto a la primera convocatoria de 2016, según admiten fuentes del consejo rector.

La sombra de la parcialidad y las interferencias políticas son condicionantes señalados por varios aspirantes consultados del anterior concurso que han optado por no repetir en esta ocasión, en la que el número de proyectos registrados se ha reducido a la mitad, de 20 a 9. En la primera criba, una comisión de valoración compuesta por cinco de los integrantes del consejo rector ha de limitar a un máximo de tres los perfiles en liza después de valorar un borrador del proyecto de los aspirantes -de 10 folios- y su currículum.

En ambos capítulos se contemplan ocho cláusulas evaluables con hasta diez puntos que se valorarán cuando sean «relevantes» para el ejercicio de las funciones del puesto «a criterio de la comisión de valoración de forma motivada», según estipula en el acuerdo adoptado a finales de noviembre por el consejo rector. La ambigüedad y la poca concreción de los criterios, sin embargo, despiertan recelos y desconfianzas en los propios círculos internos de la entidad y pueden abrir la puerta a futuras impugnaciones ante los tribunales, como ya ocurrió en 2017.

Votaciones secretas

El acuerdo refleja que la puntuación de cada una de las cláusulas debería hacerse de forma consensuada. A la hora de valorar el proyecto, los objetivos, líneas de actuación, las propuestas de mejora de À Punt o el grado de adecuación al presupuesto son los aspectos más tenidos en cuenta. En los currículums se puntuará sobre todo la solvencia académica y profesional, la experiencia en puestos de responsabilidad, la capacidad de liderazgo y el conocimiento de las lenguas cooficiales.

La convocatoria podrá declararse desierta si la comisión de valoración considera que ninguno de los candidatos se adecua a los requisitos. En caso contrario, la elección del futuro director entre los tres finalistas quedará en manos del consejo rector, que tendrá que remitir a las Corts una propuesta por mayoría de tres quintos tras evaluar un proyecto más extenso de 50 folios (que puntuará un 50% junto a la entrevista) y los méritos (el 50% restante). Cada consejero votará de forma secreta hasta que uno de los candidatos reúna el apoyo de al menos 6 de ellos. En 2017 se necesitaron 9 votaciones.

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