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Análisis

El mestizaje imperfecto del Consell

Las conselleries acuden a subterfugios para reducir la influencia de altos cargos de otros partidos sobre sus políticas

Puig, Oltra y Martínez Dalmau, en su primera reunión después del pacto de Gobierno. Puig, Oltra y Martínez Dalmau, en su primera reunión después del pacto de Gobierno.

La vocación de ser un único Gobierno aunque conformado por dos fuerzas políticas distintas llevó a los negociadores del Botànic a aplicar el conocido como mestizaje en los distintos departamentos de la Generalitat. Evitar conselleries de un solo color político fue santo y seña del primer Botànic y, pese a los problemas internos que generó, hubo pocas dudas de que esta fórmula debía extenderse al nuevo Ejecutivo tripartito. Detractores, existían y existen, pero las voces que defendían que cada partido tengan su propio representante en cada departamento tenían, sin duda, más predicamento. Sin embargo, evaporada la ingenuidad de los primeros años de convivencia forzosa y enquistados los recelos, el mestizaje real se resiste.

De hecho, las conselleries repelen el cruce e idean subterfugios que hacen que, en la práctica, los altos cargos ubicados en departamentos dirigidos por un partido distinto sufran lo suyo para no sentirse marginados. Ejemplos hay en todos los departamentos, sean PSPV, Compromís o Unides Podem quienes los tutelen. Y excepciones de convivencia perfecta, las hay, pero muy pocas. Si acaso en Educación. Diferentes altos cargos consultados por este diario admiten las dificultades de desarrollar su trabajo en conselleries dirigidas por un partido distinto. Y la forma de esquivar al 'intruso' o 'intrusa' es variada. Desde reuniones de trabajo a las que no se les convoca hasta grupos de whatsapp en los que no figuran.

En realidad, las reticencias a una integración completa se arrastran desde la pasada legislatura. Sin embargo, el arranque del Botànic II y la experiencia han hecho perfeccionar los 'muros de contención' al mestizaje.

El diseño del nuevo Consell, un Gobierno que ha crecido en socios (se ha incorporado Unides Podem), en departamentos y cargos, ha dado lugar a que, desde el origen, algunas áreas intenten minimizar el poder de los altos cargos foráneos. El retraso y las dificultades en la aprobación de los Reglamentos Orgánicos y Funcionales (ROF) de las conselleries tienen mucho que ver con esa lucha soterrada entre partidos por controlar las distintas áreas de gestión.

Transcurridos siete meses desde que los máximos representantes del PSPV, Compromís y Unides Podem suscribieran el pacto del Botànic II en Alicante, el Consell sigue sin estructura administrativa definida. Solo las conselleries de nueva creación (Innovación y Vivencia) lograron, no sin dificultades, aprobar sus reglamentos orgánicos, si bien estos solo han definido algo más el reparto competencial que ya estableció el decreto de estructura aprobado por Presidecia.

Luchas internas de poder

El resto de reglamentos sigue pendiente y, admiten fuentes consultadas, detrás de este bloqueo hay razones de lucha de poder dentro de las propias conselleries. Así, las conselleries han competido entre sí para ganar o retener competencias y personal, pero, además, dentro de cada departamento se maniobra en busca de un reparto interno de funciones muy alejado al espíritu del mestizaje.

De hecho, algunas conselleries han estado presionando para modificar el decreto de estructura de Presidencia, una orden que, aunque de forma esquemática, asignaba ya funciones a las distintas secretarías autonómicas y direcciones generales de cada conselleria. De esta manera, algunos departamentos han intentado un cambio para restar poder al números dos de turno.

La estructura sigue bloqueada

La pelea se trasladará también a las órdenes de desarrollo de los ROF, claves para diseñar la definitiva estructura administrativa. Estas órdenes bajan al detalle sobre las diferentes unidades funcionariales. En concreto, definen y establecen cuántas jefaturas y áreas de servicio. Algunos cargos se quejan de que sus departamentos tendrán de origen menos recursos para trabajar que los que les correspondería por importancia de su negociado. Sea como fuera, los decretos siguen sin publicarse. Vivienda e Innovación ya tienen casi vía libre para bajar al detalle de su estructura funcionarial, pero el resto de conselleries siguen pendientes de que el conflicto de desatasque. Por lo pronto, Presidencia aún no ha dado luz verde a los textos, que todavía no han sido distribuidos entre las conselleries para las correspondientes alegaciones.

Los consellers y conselleras tienen, además, otras armas para llegado el caso sortear el mestizaje. La delegación de competencias es otra de las vías, ya que al tratarse de una decisión del titular del departamento, este puede confiar ciertas funciones a un cargo de su mismo color político y esquivar a otros. Acaparar la agenda o derivar al secretario o secretaria autonómica a reuniones o actos de escaso calado es otra de las maniobras que ya ponen en práctica algunos miembros del Consell.

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