Parcelas más grandes, mucho más grandes, y ganar disponibilidad en altura. Son las claves, junto a la ya tradicional búsqueda de una ubicación idónea en cuanto a transporte y comunicación, del nuevo paradigma en que se mueve el sector de la logística. Así quedó reflejado en el desayuno informativo organizado el pasado martes por Levante-EMV en su balcón fallero de la plaza del Ayuntamiento en el que, con el patrocinio del Grupo Alondra, se sentaron en la misma mesa representantes de la Generalitat, ayuntamientos y empresas del sector.

«No hay suelo adaptado a la necesidad o la demanda de hoy en día. Los polígonos tienen parcelas para la industria pequeña. Hoy en día se demandan parcelas más grandes», lanzó como reflexión Miguel Bengoechea, director general de Grupo Alondra, especializado en la búsqueda y comercialización de suelo logístico e industrial. «El mundo logístico ha cambiado muchísimo», corroboró Fátima Zayed, gerente de servicios logísticos de Valencia Plataforma Intermodal (VPI), dependiente de la Autoridad Portuaria de València (APV) y responsable de la ZAL del puerto. «En 2005 se proyectaron parcelas de 30.000 metros cuadrados como algo grande, pero ahora como mínimo nos piden 70.000 y se quedan cortas. Una de 290.000 se vendió íntegra en Sagunt», detalló Zayed. «Es más, las parcelas ya se deben medir en metros cúbicos. La logística demanda cada vez más espacio en suelo y altura», confirmó la gerente de VPI.

Precisamente, a esa demanda de mayor altura de las naves ya le han dado respuesta en Riba-roja de Túria, donde su ayuntamiento ha aprobado que el techo permitido ascienda de 13 a 25 metros de altura. «Los operadores insisten en la necesidad de competir en altura. Se trata de algo muy importante para poder competir con Zaragoza, Madrid o Barcelona», sostuvo Robert Raga, alcalde de este municipio del Camp de Túria, quien, además, reivindicó que cuenta en su término con más de 800 empresas censadas. «No es que hayamos hecho una apuesta por la logística, sino que la logística ha elegido a Riba-roja. Un empresario entiende de si la zona tiene buenos accesos y es competitiva, no de si es de Paterna o Riba-roja», recalcó Raga, que reivindicó que su municipio ha llevado a cabo una planificación industrial junto a Cheste y Loriguilla para potenciar su área empresarial gracias a las condiciones geográficas que presenta la zona: en la confluencia entre la A-3 y la A-7 y a escasos 20 minutos del puerto.

¿Pero a qué se debe este cambio? «Sobre todo al comercio electrónico. Es necesario generar suelo para darle servicio y estamos en el momento de generar esos polígonos», reclamó Bengoechea, que apuntó que, de momento, los parques valencianos «no están pensados para la logística». ¿Por qué? «Deben ser pensados para los camiones, que ya son megatráilers; las parcelas deben tener tamaños más adecuados», apunta el directivo de Grupo Alondra, que insistió en que Parc Sagunt «se ha llenado ya porque solo hay parcelas de esas dimensiones allí».

Falta de infraestructura

Otra de las claves señaladas es la infraestructura de comunicaciones y transporte existente alrededor de los parques empresariales. «No se han hecho los polígonos industriales donde hacían falta. No se han tenido en cuenta los nodos. En España es increíble lo muy poco que se emplea el ferrocarril», destacó Diego Romá, gerente de Fepeval. En ello abundó Juan Antonio Delgado, director de Comunicación y Desarrollo de Negocio de Stadler Railway Valencia: «Hay que definir unos nodos intermodales ferroviarios en el territorio y decidir a dónde van, pero para eso hay que planificar, porque no todo el mundo puede tenerlos».

En ese aspecto coincidió la secretaria autonómica de Obras Públicas, Transportes y Movilidad Sostenible, María Pérez. «Hay que tener en cuenta la necesidad de conectividad de esas empresas en zonas que dan la posibilidad de acceder a nodos ferroviarios y marítimos para recepcionar bienes y productos y conectarlas con la distribución». No obstante, Pérez quiso reivindicar «las fortalezas» de la Comunitat Valenciana en el ámbito logístico «como son su situación geográfica estratégica, su tejido empresarial, la competitividad de su puerto y el acceso y la colaboración con las universidades». «Tenemos que seguir manteniendo esas fortalezas y trabajar en la agilización de trámites, como ya se viene haciendo», defendió la secretaria autonómica.

Piden una mayor agilidad

Otro de los puntos donde hubo coincidencia prácticamente absoluta fue en la reclamación de una mayor agilidad por parte de las administraciones. «La ZAL se programó hace 25 años. En 2005 se acabó la urbanización y ha estado paralizada y politizada durante 15 años. Ahora vamos a adjudicar las cuatro primeras parcelas. Deberíamos trabajar en agilizar trámites. No podemos tardar cuatro años porque esa inversión se habrá ido a otra comunidad autónoma o país. Las empresas están preocupadas porque quieren agilizar, y necesitan seguridad jurídica y que no haya incertidumbre a la hora de obtener, por ejemplo, una licencia de obras», infirió Zayed, que aseguró que la llegada de las primera cuatro compañías a la ZAL del Puerto supondrá la creación de 1.500 puestos de trabajo entre directos e indirectos. «Las administraciones deberían ser capaces de dar soluciones muy rápidas porque son grandes inversiones capaces de generar mucha riqueza y empleo», reclamó.

En sentido similar se pronunció Bengoechea: «Si queremos generar suelo que ya está programado como industrial tenemos de 2 a 3 años de trabajo para sacarlo a mercado. Si es suelo rústico se va ya a 4 o 5 años, y eso es algo hoy en día impensable para los clientes o inversores. Hay que ver de qué forma somos capaces de agilizar esos trámites». «En Elx, en Las Atalayas, quieren crear suelo, pero el proceso es tan lento que llegará ya para la próxima crisis», añadió Romá.

A esa falta de agilidad, aunque con otros matices, se refirió Delgado. «Desde nuestro punto de vista, para una empresa que ya está sentada en un polígono industrial, necesitamos facilidades como la flexibilidad en las condiciones del suelo», pidió el representante de Stadler Railway. «Una empresa puede estar en un mismo sitio 25 o 30 años, pero sus necesidades van cambiando. Nosotros, por ejemplo, estamos sujetos a los pedidos y debemos adaptarnos a unas exigencias del cliente. No entendemos cómo hay tanta traba, porque acabamos perdiendo la inversión», aclaró Delgado.

Por su parte, Raga, como máximo representante de un consistorio, defendió que «un ayuntamiento es el doble de rápido que una conselleria, y eso hay que preguntarse por qué». No obstante, el alcalde de Riba-roja apeló a que «las cosas hay que hacerlas bien, con planificación y alianzas; las prisas no son buenas consejeras». «Resolver los problemas de un área industrial abandonada por que no se planifique bien cuesta mucho dinero a los vecinos», argumentó, si bien dejó de manifiesto sus quejas respecto al Ministerio de Fomento: «Llevamos nueve años esperando para que se haga un puente de salida en Masia de Baló a la A-3 y tenemos una línea ferroviaria C-3 que parece el antiguo trenet. Tenemos un área muy buena si interviene Fomento».

Mientras, Manuela Pedraza, gerente de la entidad de Conservación de València Parc Tecnològic, incidió en los problemas existentes en los polígonos ya consolidados. «El nuestro es un parque que se constituyó en 1990, y entonces no se tuvieron en cuenta criterios de movilidad, transporte público, etc., por lo que presenta muchas carencias que hay que resolver», reclamó. Romá reforzó ese discurso: «Existen graves problemas de movilidad. Un ejemplo de ello son los tremendos atascos que se forman en Fuente del Jarro». Eso sí, el propio presidente de Fepeval valoró la labor de la Generalitat Valenciana que «por primera vez, en la legislatura pasada, dio ayuda pública con el Ivace a los ayuntamientos para realizar mejoras en sus polígonos».

Herramientas tecnológicas

En toda esta vorágine provocada por el nuevo paradigma de la logística surge un nuevo aliado: la tecnología. Carlos González Triviño, CEO de Gobernanza Industrial, insistió en «la necesidad de un mapa valenciano de suelo industrial que funcione como una herramienta comercial». En ese sentido, apuntó a que estas aplicaciones deben tener «el máximo rigor» que permita comercializar el suelo a distancia. «Debemos ser muy exigentes con el desarrollo de las herramientas tecnológicas, que deben estar en tiempo real y deben funcionar con alta disponibilidad. Si llega una empresa a preguntar a los ayuntamientos deben poder ofrecer lo que hay». Eso sí, apuntó a que estas herramientas «deben tener un único ancho de vía, alineado con la Unión Europea».