La diáspora de madrileños que han abandonado la capital por la suspensión de las clases así como por el incremento incesante de los contagiados por el Covid-19 ha puesto en alerta a todas las zonas costeras que les acogen en verano. La temporada se ha adelantado y las autoridades de los municipios receptores no han cesado de pedir responsabilidad desde el jueves.

Relacionadas

No solo alcaldes y alcaldesas; ayer, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, fue clara al afirmar que este periodo de cuarenta no son unas vacaciones y que a menos que sea «imprescindible», nadie debe viajar. Además, lanzó otro mensaje al Gobierno de Pedro Sánchez, a quien apeló para hacer cumplir las recomendaciones de quedarse cada uno en su casa y ciudad.

De una forma velada, la vicepresidenta dejó caer la necesidad de regular las entradas y salidas de la capital como medida para frenar la expansión del coronavirus. Lo hizo, eso sí, horas antes de que Sánchez anunciara que decretaría el estado de alarma en España, lo que podría implicar las restricciones de movimientos en el país, tal como demandaban algunas voces. Hasta entonces, los municipios receptores de turistas durante esta crisis sanitaria no se han quedado de brazos cruzados.

El Ayuntamiento de Cullera decidió ayer por la mañana cerrar las playas del municipio como medida preventiva. El alcalde, Jordi Mayor, mantuvo una reunión con el sector turístico (comerciantes, inmobiliarias, alojamientos y hostelería) donde se acordó suspender los servicios turísticos que se prestan en sus playas, en concreto el salvamento y el socorrismo que, por primera vez en la historia se había contratado para Fallas.

Al mismo tiempo se resolvió izar la bandera roja y prohibir el baño en todas las playas de Cullera, como también hizo Alboraia en Port Saplaya y La Patacona.

En Gandia, el consistorio siguió la misma línea y decidió«cerrar» los servicios turísticos en la Platja Nord, donde tampoco se activará el servicio de socorrismo.

Respecto a la presencia de numerosos ciudadanos de Madrid, el gobierno local recordó que no está entre sus competencias prohibir la llegada de personas de otros lugares, pero sí que la recomendación de quedarse en casa es especialmente recomendable para quienes llegan de una comunidad con la mitad de los positivos de España.

Mientras, los medios sanitarios que iban a destinarse a la costa se pusieron a disposición de las autoridades para atender a posibles infectados que necesiten asistencia.

Dénia echa el cierre al castillo

Los ayuntamientos de la Marina Alta cerraron ayer los puntos turísticos de la comarca, empezando por las oficinas de turismo. El jueves, como ya adelantó este diario, se detectó un «repunte» de visitas de madrileños. Cerraron museos y bibliotecas, estas últimas porque podría ocurrir como en verano, que los estudiantes de vacaciones acuden a hincar los codos a las bibliotecas públicas. El museo de la Mar (antigua lonja), como el Castell de Dénia, cerraron a cal y canto.

Sin embargo, ni Dénia ni Xàbia han cerrado las playas porque no se abren hasta Semana Santa.

Sin embargo, en Sagunt sí se tomaron medidas inmediatas. Se cerraron los accesos a las playas y parques infantiles dentro de la batería de medidas preventivas incluidas en el bando municipal que dio a conocer el alcalde, Darío Moreno. El texto fue redactado a media mañana pero a mediodía se amplió e incluyó la prohibición de bañarse en las playas, una medida que busca frenar la llegada de personas de autonomías en situación de riego.