A la hematóloga Alicia de Miguel, la crisis la ha pillado prejubilada, con menor actividad clínica, si bien cumple con 25 % de asistencia al Hospital General de València donde tiene su puesto. Eso sí, indica que «como todos los sanitarios, estoy siempre a disposición por si me llaman, si hay que ir , se va», indica. Salvo su obligación profesional, De Miguel permanece en su casa, en compañía de una de sus hijas con las que vive este confinamiento. Su principal preocupación, en el ámbito personal, es su madre que vive en la misma finca y de la que más se ocupa para «prevenir desde el aislamiento» que se infecte «con un virus nuevo, que causa unas neumonías impresionantes y para el que ni tenemos inmunidad ni vacuna», expone esta médica que fue en la etapa popular consellera de Bienestar Social, portavoz del Consell y diputada autonómica. Fuera de su ámbito personal, dice que su principal preocupación es la falta de material de defensa para el personal sanitario, así como el grave estrés que sufre la sanidad pública.

De Miguel intenta exponerse lo menos posible: compra por internet y usa lejía diluida al 50 % para limpiar la casa y todo aquello que introduce en casa: «Creo que nunca había usado tanta lejía en mi vida». «Esto es muy serio, no hay que salir a la calle, ni ver a nadie», aconseja. ¿Si hay miedo, angustia», se pregunta. «Claro, que lo tenemos; nos creíamos en el primer mundo que estábamos a salvo de todo y ahora nos ha caído una bomba atómica en forma de virus y esto nos pone a reflexionar; que nadie está libre, que estas cosas no sólo pasan en los países pobres», indica. «Cuando la naturaleza dice aquí estoy, todos nos ponemos a temblar», añade. No obstante, De Miguel intenta mantener la mente positiva y por ello, en sus rutinas hay dos vías de escape: las clases mañaneras de cardio dance y de flamenco feat («el ejercicio y la música eleva el ánimo y genera buen humor», explica) y sus quedadas virtuales a las 14 horas con amigas a través de la aplicación House party.

De Miguel se muestra muy critica con la gestión de la crisis, aunque dice que es el momento de estar unidos. «Ya llegará el momento de pedir explicaciones, pero al Gobierno le ha pillado el toro». «Ya está bien de mentiras y discursos vacuos», añade.