Repartir comida a domicilio es una de las pocas excepciones de movilidad que permite el estado de alarma. Los toxicómanos necesitan seguir consumiendo. Y los traficantes, sacando a la calle su mercancía. Trazar el triángulo que une esas tres verdades era solo cuestión de tiempo. Y ocurrió. De hecho, la Policía ya ha lanzado una alerta interna para que se extreme la vigilancia ante la sospecha de que puede estar convirtiéndose en un método relativamente habitual de tráfico de drogas al menudeo

La alarma saltó el pasado viernes. La Policía Nacional detuvo el mismo día a dos falsos repartidores de comida a domicilio en Alicante y a uno, en València. Los dos primeros utilizaban sendas mochilas isotérmicas similares a las que usan los auténticos 'riders', pero dentro no había ni rastro de comida. Cuando los paró la Policía Nacional y registró las maletas, encontró en el interior 57 gramos de cocaína.

En ese momento se disponían a entrar en una peluquería, abierta pese a las restricciones del estado de alarma, cuyo interior utilizaban, como explicó la policía tras las detenciones, como 'laboratorio' para adulterar la droga y rebajar su calidad, para lo cual utilizaban diversos fármacos.

De hecho, en la peluquería los policías encontraron diferentes útiles para pesar, mezclar, adulterar y envolver las dosis de cocaína, así como pequeñas cantidades de marihuana igualmente dispuestas para la venta al por menor. Además de los 57 gramos cocaína en roca hallados en una de las neveras, se les incautaron 620 euros en billetes de diverso valor, lo que refrenda la venta de drogas al por menor.

El mismo día, en València, una patrulla de la Policía Nacional paró a un repartidor de comida a domicilio de una de las más plataformas más conocidas y asentadas en el mercado, después de que realizase una maniobra extraña que levantó sus sospechas. Al ver el coche policial, el 'rider' varió repentinamente su trayectoria y se metió en contradirección por una calle.

Los agentes solo tuvieron que esperarle y, cuando reapareció por otra calle, le dieron el alto. En esta ocasión, su mochila sí contenía comida, pero entremedias hallaron medio kilo de marihuana empaquetada para ser vendida al por menor, así como cerca de 600 euros en metálico y hasta una balanza de precisión.

El repartidor fue entregado el domingo al juez de guardia, que decretó su ingreso en prisión a solicitud de la fiscal tras comprobar que tenía pendiente una condena de dos años de cárcel por tráfico drogas, que la Audiencia de València había dejado en suspenso a condición de que no volviese a delinquir.

Alerta ante más casos

Aunque de momento solo han sido detectados estos dos casos, la Policía ha pedido a todas sus unidades que presten especial atención a esta vía de distribución de droga, ante la sospecha de que podría estar siendo el método para que los traficantes continúen haciendo llegar la droga a sus clientes habituales, ya que es la forma más impune de recorrer las calles sin acabar en uno de los muchos controles policiales que hay en la ciudad.

De hecho, la Policía sospecha que los traficantes están utilizando a auténticos repartidores de comida a domicilio, sin que estos lo sepan, para transportar paquetes con droga a los clientes con recogida y entrega de puerta a puerta y no descartan que, en otros casos, los traten de captar como distribuidores con importantes comisiones.

Aún así, la Policía considera que, de utilizar este método, lo más probable es que se trate de traficantes disfrazados de 'riders', sobre todo, porque adquirir mochilas isotérmicas, incluso con los colores y logos corporativos de las principales franquicias de comida rápida o de las plataformas de distribución más habituales, es posible con un gasto de entre 25 y 40 euros a través de internet o de aplicaciones móviles.