Llegó a València «por los pelos». Uiso Alemany consiguió el último vuelo que salía de Sao Paulo -donde tiene un estudio- a Europa en plena crisis del coronavirus. Pocas semanas después de su aterrizaje habla con Levante-EMV para reflexionar sobre su «proceso de adaptación» a la nueva realidad, y concluye que, a pesar de todo, para él «todo sigue igual». Se encuentra confinado en la soledad de su estudio, como acostumbra hacer, con tal de dar rienda suelta a su creatividad en plena crisis.

«Lo que está pasando es surrealista, como mi nueva obra», asegura el artista valenciano. «Comencé con ella ya en Sao Paulo. No tiene que ver con nada. Realmente me ha sorprendido», confiesa Alemany, que aclara que la «obra tampoco está relacionada con la crisis que vivimos». «Si tiene algún vínculo con la pandemia no era mi intención. Creo que son los periodistas los encargados de hablar del presente, pero el arte tiene un camino propio. El arte no se entiende, se goza», explica el valenciano. Según Alemany, la obra se aleja de la exposición que inauguró en 2018 en la Fundación Bancaja, «El suicidio de la pintura». «No puedo repetir, soy incapaz de copiarme, me siento muy incómodo. Lo único que no cambia es mi forma de trabajar». La obra se denomina Tira os olhos da pintura («Saca los ojos de la pintura»).

Alemany asegura sentirse «tranquilo», «cómodo durante el confinamiento». «La soledad es algo perenne en casi toda mi vida», apunta. Aunque reconoce que al principio, la crisis la vivió con mucha «extrañeza». «Cuando salí de Brasil, los medios empezaban a hablar de crisis, y cuando llegué a España me topé con la realidad de aquí. En cuanto superé el primer impacto, me di cuenta que el confinamiento, la soledad, no es más que mi vida cotidiana. Comencé a pintar de nuevo, a retomar mi nueva obra, que traje desde Brasil», confiesa.

Respecto al futuro, Alemany prefiere no hacer planes a medio plazo. «Es pronto para empezar a hablar de exposiciones. El futuro es incierto y tenemos que cogerlo con pinzas. La vida nos enseña cosas como esta». Sin embargo, asegura que «el ser humano es incapaz de aprender de sus errores». «Los animales sí que lo hacen, pero nosotros no. Tropezamos con la misma piedra mil veces», concluye.