Las fiestas patronales de Benavites pasaron ayer del reconocimiento a su singularidad, que se hizo oficial por la mañana con la declaración de interés turístico local por parte de la Generalitat, a la suspensión por la tarde de los actos de este año, que estaban programados entre el 26 de junio y el 5 de julio para cumplir con la tradición de inaugurar este tipo de festejos en El Camp de Morvedre.

Esta decisión se adoptó tras una reunión telemática mantenida por el alcalde, Carlos Gil, y los representantes de la comisión, los quintos y las dos peñas taurinas, en la que también participaron representantes de la parroquia y la Peña Valencianista.

El también diputado provincial por el PP apunta que «la Generalitat todavía no se ha pronunciado sobre las fiestas, pero viendo lo que está pasando en otros casos en los que incluso empezaban más tarde, como Bunyol, Ayora o Pamplona, optamos de forma unánime por anular las celebraciones de este año y esperar a ver si podemos hacer algún tipo de festejo popular a principios de agosto».

Los organizadores de los actos se deberían encontrar por estas fechas con la recaudación para financiar los actos mediante la publicidad en el programa y las rifas. Sin embargo, el confinamiento hace imposible esta tarea por lo que «tampoco queríamos forzar la máquina, cuando todo parece indicar que no habrá autorización para las fiestas». Otro obstáculo añadido era que el retraso de los exámenes de acceso a la universidad afectaba al disfrute de las actividades por parte de los quintos, que se someten este año a esa prueba.

De esta forma, el acuerdo que se adoptó se centra en que la comisión de este año se encargará de la organización en 2021, para cuando ningún grupo se había hecho cargo, y el primer fin de semana de agosto, «siempre que sea posible desde un punto de vista sanitario», se aprovecharían las ayudas comprometidas por el ayuntamiento para hacer algún festejo.

Singularidad y arraigo

Gil apunta que «el destino ha querido que el mismo día que suspendíamos las fiestas se reconociera su singularidad, arraigo popular y estructura tradicional». Estas celebraciones se desarrollan desde hace medio siglo, cuando se unificaron las que hasta 1970 tenían lugar con motivo de Sant Pau en enero y la Mare de Déu dels Àngels en agosto. El día de Santa Paula, cuando se concentran las cucañas, las calderas y la procesión del barril es una de sus jornadas más especiales.