Doce de la mañana, 3 de mayo de 2020. No es un Día de la Madre al uso, tal y como ocurre con cada una de las jornadas desde que se decretara el estado de alarma hace más de un mes a causa de la pandemia del coronavirus. Una pequeña cola de personas espera ante el local de una iglesia evangélica en el barrio de Orriols.

Todos aguardan su turno en cotas marcadas en el suelo con cinta. Siguiendo un estricto orden, cada uno pasa ante la puerta del bajo y recibe una bolsa individual -o varias- de comida. Son beneficiarios de un reparto solidario de alimentos organizado por varias asociaciones sociales con el objetivo de ayudar a los colectivos más vulnerables del barrio.

El menú de ayer estaba formado por un plato de albóndigas con patatas, fruta, yogur, una pieza de bolleria y un pan. Cada día cambia, dependiendo de las donaciones. También lo hacen los usuarios. «Tenemos una lista y vamos citando según las horas y la disponibilidad. No podemos hacer grandes grupos por cuestiones de seguridad, pero intentamos ayudar lo máximo posible, todo el que está necesitado cuenta», comentó Jesús Saiz, presidente de la asociación sociocultural evangélica de Barona. Estimó que cada día se ayuda a 40 familias.

Las bolsas se preparan en un local de 150 metros cuadrados. Ayer también se repartieron mascarillas artesanales lavables y guantes que han regalado algunos comercios. La idea es llegar al máximo de gente posible. «Las entidades sociales nos conocemos y podemos trabajar en red. Esto nos permite derivar recursos y maximizar esfuerzos», apuntó a Levante-EMV Arturo Peiró, otro de los impulsores de la iniciativa y miembro de Orriols en Bloc. Valencia acoge y Orriols Convive también aportan su granito de arena, por ejemplo. El reparto suple la labor de un comedor social que ha tenido que bajar la persiana, aunque sus responsables siguen llevando comida para la iniciativa y hasta cheques de consum para personas vulnerables. "El otro día, por ejemplo, nos dieron 800 kilos de patatas", apuntaron.

El contacto es diario y durante la hora que dura la iniciativa los responsables saludan con su nombre a muchas de las personas que van llegando, en muchos casos adelantándose a sus solicitudes. «Repartimos todo lo que tenemos, aquí nunca sobran los alimentos», explicaron conforme el número de bolsas iba menguando mientras apuraban la llegada de los últimos beneficiarios.

Cien raciones de paella

La mayoría de víveres se distribuyen en el mismo día que se recogen. Hace unos días un cocinero de un restaurante del Cabanyal entregó cien raciones de paella y en otra jornada se contó con la posibilidad de compartir hasta 20 kilos de ensalada de cangrejo, así como de comida envasada que ha llegado a través de una gran cadena. Toda ayuda es poca.