Lucas Ferraz ha sido enfermero en Uruguay, Brasil y en una misión humanitaria en la República Democrática del Congo. Pero aquí en València se dedica a las reformas. «A lo que va saliendo». Pintar comedores, arreglar cocinas y lo que haga falta. Mira la pandemia de brazos cruzados, consciente de que su condición de migrante irregular le impide ayudar en los centros de salud. Hace unas semanas publicó el siguiente post en Facebook, a modo de desahogo: «¿Soy el único sanitario que está en casa sin poder hacer nada con el título guardado en un cajón?». Durante los siguientes quince días no dejaron de escribirle migrantes sanitarios en la misma situación, hasta crear un grupo de Facebook con 500 personas (200 valencianos) para pedir al Gobierno que les permitan ayudar en la pandemia.

El único resquicio que tenía este segmento de la población se les cerró recientemente. Ya que el plan del Gobierno para reclutar sanitarios extranjeros sin permiso de trabajo para hacer frente a la pandemia quedó aparcado el pasado 29 de abril antes de llegar al Consejo de Ministros. La medida, que se propuso a finales de marzo con los hospitales desbordados, finalmente no se ejecutará.

Kelsie Díaz es doctora, pero un problema al renovar el NIE la privó del permiso de trabajo. Pese a todo, ayuda en Cruz Roja como médica voluntaria. Asegura que es lo único que puede hacer para colaborar. Le han llamado de varios hospitales para incorporarse, pero la falta de documentación en regla le impide ayudar a salvar vidas.

«Se decía cada día en los telediarios que se necesitaban médicos y nosotras lo veíamos de brazos cruzados sin poder hacer nada. Yo llevo un año y medio aquí, formándome y conociendo el sistema sanitario de España, y sin embargo no puedo ayudar».

Laberinto burocrático

El caso de Katheryn Membreño es muy similar. La dificultad para homologar su título le impide ejercer como médica. «Yo le preguntaría al Gobierno si están listos para un rebrote. ¿Los médicos que están trabajando varios meses a tanta capacidad van a aguantar al mismo ritmo? No entiendo que tengan personas aquí dispuestas a ayudar y no las estén viendo», cuenta. A parte de la condición de migrante irregular son muchas las trabas que afrontan los migrantes que quieran homologar un título universitario en España.

Según Luisa Vea, trabajadora de la organización València Acoge, el problema monetario y los plazos acaban por impedir que muchos migrantes puedan acreditar sus conocimientos en nuestro país. «Si presentas toda la documentación el primer problema son las tasas. 360 euros que muchas personas no pueden pagar. Además necesitas presentar toda la documentación traducida, lo que cuesta mucho dinero».

La Administración tampoco colabora en tareas de asesoramiento. «He visto casos de personas a las que tardan en contestarle más de dos años desde Madrid. Es un proceso que lleva demasiado tiempo y desgasta a la persona, aún con el asesoramiento que hacemos aquí». Un ejemplo es el caso de Katherine: «En 2016 presenté toda la documentación y todavía no he recibido respuesta».

Ayúdanos a ayudar

Desde las redes los sanitarios migrantes se han organizado para pedir firmas bajo el lema «Ayúdanos a ayudar». Katherine, que participa de la campaña asegura que «la mayoría de nosotras tenemos experiencia en un hospital y estamos preparadas para echar una mano. Más incluso cuando todos los días vemos la cantidad de personal médico infectado».

La misma determinación transmite Lucas: «Estamos de brazos cruzados cuando podríamos ayudar a salvar vidas. Por esta razón nació el grupo de Facebook, por la sensación de impotencia. Uno estudia esta profesión porque tiene vocación de ayudar. Pedimos que nos dejen hacerlo».