En el homenaje de Estado por las víctimas de la Covid-19 celebrado ayer en el Patio de la Armería del Palacio Real, afloraron los sentimientos, los recuerdos y las vivencias de una pandemia que no ha terminado. Levante-EMV entrevista a tres de los valencianos que estuvieron presentes en el acto homenaje a las víctimas y sus familias, como invitados de la sociedad civil de la Comunitat Valenciana. El homenaje también era para ellos, para todas las personas y colectivos que han luchado en primera línea contra la Covid-19. Sin embargo, ninguno hace referencia a su reconocimiento y centran la mirada en las víctimas y sus familias.

Para Rafael Badenes, jefe de sección de Anestesiología y Reanimación del Hospital Clínico de València, el acto fue «muy respetuoso, sobrio y muy centrado en las víctimas y sus familiares». Reconoce que durante la ceremonia afloraron sentimientos y recuerdos vividos durante la pandemia, como «cuando no habían camas de UCI y tuvimos que abrir los quirófanos». «Te vienen a la mente recuerdos de una enfermedad que nos ha deshumanizado en el trato al no tener contacto con las familias, que debían tener confianza ciega en ti y recibir las malas noticias por vía telefónica», relata Badenes.

«Ha sido durísimo, prosigue, y también para los propios pacientes. Trabajo en UCI y entrabas 'disfrazado' con unos equipos de protección que solo dejan ver los ojos, con una asistencia rápida para estar expuesto al virus el menor tiempo posible. E, incluso, superando la enfermedad el paciente se queda asilado varias semanas. Este virus ha deshumanizado el trato», explica. Respecto al futuro, afirma: «Ahora estamos más preparados y tenemos planes de contingencia pero ha sido muy duro y homenajes como esto te hacen recordar».

Por eso, recalca: «Yo lo he vivido y he visto muchas muertes, pero entiendo que quien no ha tenido la desgracia cerca y ha estado confinado lo vive de forma diferente. Por eso hay que transmitirle a la población que cumpla las medidas establecidas porque para una segunda oleada estamos más preparados médicamente pero muy desgastados psicológicamente. No hay sistema sanitario que haya soportado el virus. Es devastador y no nos podemos olvidar porque ahí está».

La imagen que se mantuvo en la mente de Ana Belén Bueno, enfermera supervisora del servicio de transfusión y hematología del Hospital Clínico de València, fue y es la de su compañera, ahora de baja, tras perder a su hermana al principio de la pandemia. «Ha sido muy triste y muy duro ver que se va un familiar y no lo puedes acompañar. Y a la familia tampoco. Era como despersonificarlo todo con un duelo muy complicado. El contacto físico, al que estábamos tan acostumbrados y que es tan necesario, ha desaparecido», explica. Y añade: «A la población le pediría responsabilidad y compromiso. Que sientan miedo y que lo sigan haciendo igual de bien que hasta ahora».

También estuvo presente Ana Santos, directora de la residencia Santa Elena de Torrent, quien defendió que fue un acto «muy emotivo y necesario para el reconocimiento de los servicios esenciales que hemos estado trabajando en primera línea desde el inicio». Además recordo la situación «muy complicada» que hubo que gestionar en las residencias.