«La pandemia ha vuelto más invisibles, si cabe, a las personas con diversidad funcional y a los centros de educación especial donde acuden». Así opinan familias y profesores del CEE Sant Cristòfol de Sagunt ante un inicio de curso que viven con preocupación.

«Aquí pensar en las tres 'M' genera cierta irritabilidad», apuntaba Xavi Martínez desde la jefatura de estudios respecto a las medidas recomendadas por el Ministerio de Sanidad para evitar contagios: mascarilla, manos lavadas con frecuencia y distancia mínima de metro y medio.

«Nuestro alumnado no puede mantener el metro y medio de distancia, muchos de ellos no sabrán mantener la mascarilla y en muchos casos necesitamos el tacto para comunicarnos con ellos. En cuanto a la limpieza de manos, en un elevado porcentaje, es el profesional quien debe lavarlas», añadía el docente.

La conformación de grupos estables así como la distribución de espacios en colegios de educación especial, según apuntan desde el centro, no ha recibido un tratamiento verdaderamente singular por parte de las administraciones educativas. Así, por mucho que la conselleria haya previsto que en educación especial se establezcan «núcleos de convivencia por etapas» con profesores asignados y otras medidas, afirman que podrán darse otras situaciones distintas, como que un grupo con siete estudiantes en silla de ruedas con los tres profesionales que se dedican a ellos, se moverán en una sala que tan solo podía acoger dos usuarios según la normativa covid.

«Afrontamos el curso como un verdadero reto y tanto los equipos docentes como las familias y toda la comunidad consideramos sumamente injusto que no haya un tratamiento específico de nuestras necesidades, tanto a nivel normativo como en la dotación para nuestros centros, especialmente en la dotación de nuevos recursos personales», apuntaba Virginia del Pino, presidenta de la asociación de madres y padres de alumnos (AMPA).

La pandemia también ha llevado a paralizar el aula combinada que se había impulsado hace unos años entre el CEE Sant Cristòfol y el IES Jaume de Sagunt para así favorecer la inclusión. «No podíamos permitir que los alumnos estuviesen en dos centros, la prioridad es mantener grupos y espacios estables por lo que las combinadas han vuelto a los centros específicos. Si verdaderamente se optase por la inclusión se debería haber planteado una salida mejor para ellos», consideraban desde el CEE. De hecho, según apuntaban, lo que no vale para el alumnado sí se aplica al personal, ya que hay maestros compartidos entre diferentes centros.

Aunque en el centro se han implantado medidas de desinfección y todo tipo de indicaciones para recordar la necesidad de cumplir las medidas de prevención, algunas se ven inviables. «Para un estudiante con pluridiscapacidad el contacto directo es la única forma de comunicar; sin tacto no hay comunicación posible», añadían.

Juntos en el autobús

Además de implantar medidas de seguridad extremas y un plan de contingencia que incluye tomas de temperatura en el autobús, en Sant Cristòfol se ha trabajado para la consolidación de cinco grupos estables asociados a otros tantos espacios como miniescuelas con los profesionales más apropiados a los perfiles del alumnado. El servicio de comedor escolar intentará mantenerlos y ceñirse al mínimo contacto entre sus usuarios, sin embargo el transporte del alumnado es por comarcas con lo que ahí se romperá. «Nosotros intentamos garantizar al máximo la seguridad, somos conscientes que nuestro alumnado es especialmente vulnerable y las familias están siendo olvidadas», apuntaban los docentes. «A diario vemos y escuchamos información en los medios pero ninguna atiende la diversidad. Ni siquiera ahí vivimos la inclusión», añadían.

Aunque el centro contará con una enfermera que está en contacto directo con el hospital, la diversidad de perfiles preocupa. No obstante, toda la comunidad educativa abrirá sus puertas dispuesta a ofrecer el ambiente más seguro y acogedor para su alumnado. «Es injusto, pero una vez más seremos nosotros quienes saquemos esto adelante; esperamos ante todo que nuestro alumnado resista. Ojalá esto sea un paréntesis real en el camino de la inclusión», decían desde el centro.