Dos empresarios de Sevilla y otro de Madrid reconocieron ayer ante el juez y el fiscal anticorrupción del caso Taula que hincharon facturas de trabajos que realizaron para Imelsa, a petición del propietario de Thematica Events, Rafael García Barat, la mercantil pantalla que usó el yonki del dinero, Marcos Benavent, para hacer caja presuntamente en beneficio propio y del Partido Popular de la provincia de València. Un cuarto empresario que también declaró ayer ante el Juzgado de Instrucción 18 de València también admitió ser el administrador ficticio de una empresa que, en realidad, manejaba uno de los testaferros de Marcos Benavent y que también acabó enredada en esta maraña de facturas hinchadas, sobrecostes, supuestas mordidas y mercantiles pantalla.

Este nuevo hilo del que tira el Juzgado de Instrucción 18 y la Fiscalía Anticorrupción se ha investigado en una pieza secreta de la pieza principal del caso Taula, en la que los agentes del grupo de delitos contra la administración de la unidad central operativa (UCO) de la Guardia Civil han seguido la pista al abanico de empresas que Thematica Events subcontrataba pero que en realidad facturaban a Imelsa, en algunos casos con importes hinchados o sobredimensionados.

Es el caso de F. J. M. S., administrador de la empresa Cyan, ubicada en Sevilla, que fue contratada por Thematica Events en 2011 para realizar un trabajo en la fachada del Muvim por una exposición. Aunque la facturación la realizó a la empresa pública dependiente de la Diputación, Imelsa. El empresario aseguró desconocer que esta mercantil fuera pública y ni siquiera a qué se dedicaba.

Cyan trabajó para Thematica Events pero facturó a Imelsa. Según declaró ayer como investigado su administrador porque Rafael García Barat [propietario de Thematica] les aseguró que no podía pagarles directamente y que debían facturar a Imelsa, porque él tampoco podía aparecer en la facturación con la empresa pública. Se trata de una situación normal en su profesión, defendió, trabajar para una empresa pero facturar los trabajos al cliente final.

Según su declaración, como García Barat no podía facturar a Imelsa, pidió a los responsables de Cyan que sus honorarios por el trabajo de dirigir y coordinar el audiovisual «Metamorphosis» que ambientó la muestra de árboles monumentales y jardines, «En arborar» que fue coproducida por el Muvim e Imelsa. Una exposición que, por cierto, tuvo éxito ya que recibió 15.000 personas en dos semanas, según cuentan las crónicas de la época.

Honorarios «baratitos»

Así que finalmente, Cyan cobró 15.000 euros por el trabajo realizado para el audiovisual «Metamorphosis», aunque la factura que presentó al cobro a Imelsa fue de 58.000 euros. La diferencia, declaró el empresario a los investigadores de Taula, se debía a los honorarios de García Barat por la dirección y coordinación de los trabajos que, defendió, realizó y les ahorró viajes desde Sevilla a València y les evitó mucho trabajo por lo que, declaró, no le parecieron extraños los honorarios. Aunque García Barat sí les pidió que sus honorarios «fueran baratitos», según fuentes conocedoras de su declaración realizada ayer en la Ciudad de la Justicia. Otro empresario que declaró ayer ante los investigadores del caso Taula también confirmó que García Barat le pidió que pusiera «mucha literatura en las facturas» que presentara a Imelsa.

Administrador sobre el papel

Otra de las firmas investigadas en esta trama de presuntas mordidas y facturas hinchadas fue la empresa Vialbo que también facturó cerca de 58.000 euros a Imelsa para después entregar 41.000 euros a Thematica Events. El administrador único de Vialbo, un empresario y comercial valenciano, confirmó que era un mero hombre de paja en esta mercantil ya que solo figuraba sobre el papel como administrador único, pero en realidad era propiedad de Jaime Úbeda, uno de los dos testaferros de Marcos Benavent.

El empresario, Ignacio C. E., también investigado, aseguró desconocer los trabajos y facturaciones de Vialbo para Thematica Events y negó haberse beneficiado de los negocios entre Úbeda y García Barat a través de esta empresa. Admitió que tenía amistad con ambos empresarios y que conocía a Marcos Benavent del «sector». De García Barat aseguró que lo considera una «persona honesta». De la mercantil no pudo desligarse hasta el año 2019 porque Úbeda aseguraba tener problemas económicos para realizar el cambio de propietario.