La segunda ola que siempre se supo que llegaría en un futuro a medio plazo, pero nunca inmediato, ya está aquí. En ella llevan surcando las cifras el último mes. Y al igual que ocurrió en la primera marejada de marzo a junio, las residencias de mayores son focos de preocupación, unos centros en los que desde el mes de julio se han registrado 33 fallecidos por coronavirus y más de 500 contagios.

Unas cifras que, a pesar de la tragedia que supone, mantienen la distancia respecto a los números negros de marzo y guardan una mejor evolución que los datos globales. En total, desde el pasado mes de julio hasta ahora, el número de infectados en la Comunitat creció un 140 % mientras que en las residencias lo hizo un 20 %, una velocidad de expansión siete veces menor en los centros, donde se han seguido medidas de control de visitas de familiares, o en algunos casos su prohibición, así como la imposibilidad de salidas. Asimismo, mientras el número de fallecidos totales se ha incrementado un 7,8 %, en las residencias ha sido del 5,2 %, esto es, los 33 fallecidos que se suman a los 564 entre marzo y junio. En total, han sido 597 personas ingresadas en residencias las que han perdido la vida.

«Se ha hecho mucho para adaptarnos a la situación, ahora hay EPI (equipos de protección individual), mascarillas, planes de contingencia y, sobre todo, sabemos que hay un virus fuera que afecta de manera especialmente grave a las personas mayores», explica el presidente de Aerte, José María Toro, que representa al sector privado de la dependencia.

Ayer las residencias cerraron el día con dos buenas noticias. La primera es que no se registraba ningún fallecido por covid en ninguno de estos centros de la Comunitat Valenciana tras dos días con 5 y 4 muertos; la segunda es que los teléfonos de todas aquellas instalaciones de la ciudad de València volvieron a sonar con voces de familias que pedían cita para ver a sus seres queridos.

La Conselleria de Sanidad anunció el miércoles por la noche que levantaba las restricciones, aunque muchas de ellas no pudieron gestionar los deseados encuentros para el día de ayer.

«Es cuestión de horas que se puedan ver», dicen desde DomusVi de la Ciudad de las Artes y las Ciencias quienes aseguran que todavía no les había llegado la orden oficial de reapertura de la Administración. «Hemos tenido que posponer las ganas de muchos familiares, pero no podemos abrir sin permiso».

«Hemos gestionado las visitas para mañana (hoy), desde que salió la noticia no nos ha dado tiempo, ha habido muchas llamadas de las familias, hay muchas ganas», expresan desde otra residencia de la capital del Turia.

«Nosotros no hemos podido retomar las visitas porque tenemos un brote y hasta que no se cierre no nos permiten», señala la dirección de un centro ubicado en el barrio de El Carmen, que añade: «Sí que hemos organizado videollamadas o visitas a través de un cristal para que al menos se vieran».

Las residencias de València vuelven a abrir a las visitas al mismo nivel que el resto de la Comunitat donde todavía hay 44 con algún positivo por covid, 13 menos que hace 10 días, pero siete veces más que a principios de julio. Lo hacen con restricciones de aforo, necesidad de pedir hora para acudir o distancia de seguridad de dos metros.

Sin embargo, tras este tiempo, desde Aerte, José María Toro reclama que estos centros no se vuelvan a cerrar a las visitas «salvo medidas muy muy excepcionales porque los residentes se deterioran mucho». «Es mejor que se restrinjan las salidas, pero no ver a sus familias es muy dañino para ellos», sentencia.