Estos días hemos estado pendientes de la evolución de la tormenta tropical “Theta” que ha circulado en aguas del Atlántico entre Canarias y Madeira. El Centro Nacional de Huracanes de Miami lanzó la alerta el martes pasado y en las jornadas siguientes se hizo seguimiento detallado de su trayectoria posible. Afortunadamente, en esta ocasión no ha alcanzado el archipiélago canario. Tan sólo se han notado los efectos de la marea de ciclón en las islas más occidentales. Pero nada que ver con las consecuencias catastróficas que tuvo la tormenta tropical “Delta” en 2005, con graves daños económicos y la pérdida directa de 7 vidas humanas, más doce desaparecidos hasta la actualidad. El año 2005 inauguró una serie de “visitas habituales” de estructuras tropicales a las proximidades del archipiélago canario. Desde entonces cinco tormentas tropicales se han aproximado a Canarias.

Ello supone que el área de génesis de este tipo de fenómenos en el Atlántico norte se ha desplazado algo más al este, lo que favorece que una vez formadas sean absorbidas por la circulación propia de latitudes medias y se desplacen hacia el este, hacia el norte de África o Europa, en lugar de hacerlo hacia el Caribe o Norteamérica. El calentamiento de las aguas del Atlántico en las dos últimas décadas podría esta detrás de este proceso. Por otra parte, la temporada de “huracanes” en el Atlántico Norte ha batido un record este año. Son ya 30 tormentas tropicales formadas y nombradas por el Centro de Huracanes de Miami, lo que supone que el listado oficial de 21 nombres alternos de mujer y hombre, que anualmente permite “bautizar” estas estructuras meteorológicas tropicales se ha rebasado ampliamente y ha sido necesario acudir a las primeras letras del alfabeto clásico griego para anunciar la formación de estas tormentas tropicales. Algo está pasando en la atmósfera terrestre, sin duda.