Cintillo Desayunos

La sociedad avanza a pasos agigantados y corre el riesgo de dejar por el camino a quienes la cimentaron. Por eso, la gestión de las personas mayores, y especialmente su calidad de vida, protagonizó el desayuno organizado por Levante-EMV con el patrocinio de la Fundación Gesmed y que reunió a diferentes agentes que desarrollan programas relacionados con esa mejora de unas condiciones que se antojan básicas. Cada vez habrá más personas mayores y cada vez habrá más personas mayores más mayores. La esperanza de vida en España, en la actualidad, es de 83,3 años para los hombres y 86,2 para las mujeres. Y nada va a ser igual después de lo que estamos viviendo con la pandemia en relación con las personas mayores. Se hacen necesarias más que nunca iniciativas que cambien los modelos para mejorar su calidad de vida.

«Impulsar, promover, aunar esfuerzos con instituciones y empresas de cara a mejorar la vida de las personas en general» es el objetivo de la Fundación Gesmed, constituida por el Grupo Gesmed recientemente. «Nos dedicamos especialmente a las personas mayores. Nuestro objetivo es el envejecimiento activo y las relaciones intergeneracionales, que son básicas por la nueva sociedad. Hay mucha gente mayor sola, sin el amparo de lo que, hasta ahora, era la principal red de atención, que eran, son, las familias. Especialmente en las grandes ciudades». Así definía el presidente de la Fundación Gesmed, Ignasi Pla, la implicación de la misma en el apoyo a todas aquellas iniciativas que tiendan a hacer justicia con las personas mayores, basada en darles lo mejor que, desde una o dos generaciones más abajo, se les puede o debe brindar. Desde esa perspectiva «pretendemos, en base a las experiencias que ya existen y al conocimiento del ámbito en el que nos movemos, que las personas permanezcan en su casa cuanto más tiempo mejor, y que cuando lleguen a las residencias lleguen en las mejores condiciones». El envejecimiento activo es una de las herramientas para conseguir este fin, y Gesmed va a apoyar iniciativas en esta línea en Riba-roja y València, además de apostar por la tecnología para que los mayores estén bien en sus casas.

El esfuerzo que se avecina

El esfuerzo lo tienen que hacer las instituciones y la iniciativa privada «para afrontar el reto que va a ser el crecimiento exponencial de personas mayores de 80 años». Porque la realidad que vivimos es que «los centros de atención a personas mayores están ocupados, en su abrumadora mayoría, por personas mayores de esa edad. Y las personas que necesitan atención son cada día más. Se avecina un esfuerzo ingente de centros y plazas para atender lo que viene, y del que la Comunitat Valenciana tiene un claro déficit». Según Pla, hay 2,9 plazas por cada cien mayores de 65 años, lejos de las cinco que aconseja la Organización Mundial de la Salud. El espacio de encuentro entre las administraciones y la iniciativa privada va a ser necesario para afrontar la ingente inversión «que hará falta para dar un paso más. Incrementar el número y las prestaciones del servicio de ayuda a domicilio. No solo en lo básico, la limpieza, hacer la compra... Hemos de ir a preparadores físicos profesionales en las casas». Ignasi Pla estima que el siguiente escalón «son los centros de día que permiten descargar a las familias, y luego las residencias, el último recurso, aunque imprescindible».

«No es el área del ocaso»

La vicealcaldesa de València, Sandra Gómez, llevó la responsabilidad del área de personas mayores durante la pasada legislatura, con una política basada en «la necesidad de cambiar el modelo. Antes era un área de ocaso. Nuestra óptica es que se trata de una etapa distinta, con otras inquietudes. Es una fase en la que se tiene más tiempo para las cosas y hay que disfrutar de un desarrollo personal y vital, físico y cognitivo. Necesitábamos rediseñar nuestros centros de actividades. Pasar de las meriendas al yoga o los bailes de salón, envejecimiento activo con talleres de memoria, cursos, etc. Hoy tenemos 51 centros en València y están dinamizados. Ahora desde mi responsabilidad en Urbanismo, trabajamos para cambiar la ciudad, que no está preparada para el aumento de la población mayor. Necesitamos que se queden el mayor tiempo posible en su entorno, sus tiendas, sus parques, sus conocidos, y hay que cambiar cosas para que las ciudades se adapten a los más vulnerables. Por eso estamos trabajando en los proyectos de ciudad saludable, ciudad de plazas, ciudad 15 minutos, en la que todo lo que necesitamos lo tenemos en un radio de un cuarto de hora, etc».

Gómez considera fundamentales «los centros de día, de los que hay una carencia abrumadora. Son un centro de respiro para familias que no quieren tener a sus mayores en las residencias. Quieren estar con ellos, pero es materialmente imposible acompañarles todo el tiempo». «La residencia ha de ser el último recurso y por eso hay que repensar el modelo de cuidados. Se han visto, sobre todo ahora con la pandemia, las costuras del modelo, incluyendo casos, y no sólo en la Comunitat Valenciana, que ponen los pelos de punta», dijo Gómez.

Riba-roja es una ciudad pionera en programas sociales. Alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, su alcalde, Robert Raga, subraya la importancia de desarrollar el que se refiere a salud y bienestar. «Nosotros contamos a los mayores desde los 55 años. Hay una nueva categoría, que son los prejubilados, con sus propias necesidades. Y estamos poniendo en marcha junto a Gesmed un proyecto piloto que aúna el deporte y la salud, consistente en «premiar por andar. Si sales a caminar recibes la recompensa en descuentos en los comercios de la población» relata el alcalde Robert Raga. Cada día hay una actividad física diferente y otro con actividades cognitivas. «Con el desmantelamiento de la vía del tren y la conversión en vía de paseo ciclopedestre completamos un anillo excepcional que ahora da gusto ver lleno de personas mayores desde las siete de la mañana». Gesmed colabora en el proyecto apoyando con educadores ambientales y el ayuntamiento ampliará el plan con propuestas de alimentación saludable.

Desayunos Levante-EMV: Retos del envejecimiento activo después del Covid-19

Desayunos Levante-EMV: Retos del envejecimiento activo después del Covid-19 Levante TV

Replicar el proyecto Viu-Actiu

En estas propuestas de envejecimiento activo,el ejercicio físico es fundamental. Así lo defendieronel presidente del Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física y Ciencias del Deporte, José Luis Herrero, y la profesora de la Unidad de Rendimiento Físico y Deportivo de la Universitat de València, Cristina Blasco Lafarga.

Herrero detalló el programa Viu-Actiu que están desarrollando ya en dos ayuntamientos, Benicarló y Cheste, basados en «la sinergia entre los profesionales de la sanidad y los de la educación física». El personal de atención primaria prescribe ejercicio y los ayuntamientos ponen las instalaciones para su práctica, que se desarrolla de forma tutelada y «va mucho más allá de la recomendación de "salga usted a andar". Si se prescribe y se desarrolla en coordinación, el resultado siempre va a ser mejor». Es una forma de aprovechar la ola del crecimiento de la actividad física. Primero se prescribe ejercicio individual según las necesidades y luego se pasa a la fase grupal; en total, hasta 52 sesiones en un año. Viu-Actiu existe desde 2017 y por él han pasado ya 400 personas.

«El sedentarismo es lo peor que le puede ocurrir a la persona mayor. No es que pierdas la condición física, es que pierdes la autoestima y la dignidad. La gente no quiere vivir más años si no son mejores», asegura Cristina Blasco. Ella es la principal responsable del aval científico del programa Viu-Actiu, que verifica los resultados y calcula la cantidad y la naturaleza de los medicamentos que los mayores pueden dejar de tomar gracias a estos programas. Desde la relación entre el lactato (sinónimo de haber hecho ejercicio con un punto de intensidad) y la capacidad perceptiva a la propia artrosis de persona mayor «que todos tenemos, pero que a una persona activa, con huesos lubricados, le dolerá menos». Blasco también es de la opinión de que los 55 años son el momento de empezar a combatir el sedentarismo, la cuarta causa de mortalidad en el mundo. «Desde los 55 años hay que fomentar el movimiento. Si se llega inactivo a los 80 ya es tarde», asegura la doctora.

Y la conclusión, en términos económicos: «es mucho más productivo el euro empleado en profesionales para que la persona mayor esté saludable que el euro empleado en comprar un respirador».

Precisamente este proyecto Viu-Actiu es el que los ayuntamientos de Riba-roja y València van a replicar con el apoyo económico de la Fundación Gesmed. En la localidad del Camp de Túria 100 vecinos se incorporarán al proyecto saludable y en la capital serán 36 los participantes en la iniciativa, con la colaboración del ayuntamiento. En València, los beneficiarios podrán disponer además de un programa de acompañamiento en casa, el denominado Entrenamiento Funcional para el Adulto Mayor (EFAM).

La tecnología cobra importancia

Pero si importantes son el ejercicio físico y la estimulación cognitiva para disfrutar de una madurez sana, no lo es menos la incorporación de la tecnología al servicio de los cuidados de los mayores, tanto la que les permite comunicarse entre ellos y con sus familiares y amigos como la que se utiliza para garantizar que disfrutan de seguridad y bienestar en el hogar.

«La tecnología es fundamental y queda mucho por hacer con ella» asegura en ese sentido Ignasi Pla, cuya fundación trabaja codo con codo con la tecnológica Hiberus. El director ejecutivo de la compañía, Clodoaldo González, destaca las aplicaciones básicas que están entrando en el mundo de los mayores: «el diagnóstico temprano, con información a tiempo real en residencias o domicilios de lo que está haciendo la persona mayor; la atención sanitaria a través de plataformas, la teleasistencia médica, las redes sociales que detectan los cambios de rutina de las personas mayores y que ponen en alerta; la gestión de la vida independiente y hasta las actividades que ayudan a su propio bienestar, como la realidad virtual».

La monitorización ya ha entrado en los hogares de la ciudad de València gracias a un programa que vigila a 500 mayores y que, con los resultados en la mano, se quiere extender a cinco mil personas.

Aplicaciones tecnológicas como las descritas son las que permitirán que los vecinos de Riba-roja que salen a caminar midan su ejercicio y conviertan sus pasos en cheques descuento en el comercio local, un proyecto que se denomina Movere y que está en la recta final previa a su puesta en marcha.

La receta de la socialización

Un cierto baño de realidad lo puso Asunción Pérez, coordinadora del Espadio Cultural del Casino de Agricultura de València y médica jubilada. «Tengo 72 años y mi generación ha tenido la carga del trabajo y la de la casa. No hemos tenido tiempo de prepararnos para la vejez, ni en lo físico ni en lo cognitivo ni en la tecnología... ¿Y quieren que nos quedemos en casa? No. Hay que trabajar la autoestima de las personas mayores. Sentirnos útiles y no solo hablar de las enfermedades que padecemos.Queremos salir y relacionarnos. Queremos aprender y socializarnos. Eso hará que mejoremos en lo físico, lo tecnológico y todo».

Hablaba, en ese sentido, desde la doble perspectiva de persona mayor y médica. «Hay muchas personas mayores que no se sienten identificadas con los conceptos de educacion física o tecnologías. Porque no han tenido oportunidades de aprender estos conceptos y que se mueven bajo el prisma de que ‘vendrá mi hija o mi nieto a instalarme esto o lo otro’».

La receta de Pérez es el estímulo. «Si le dices a un mayor ‘te vamos a enseñar a utilizar una tablet’ le estás diciendo que no sabe. Pero si le enseñas que tocando determinado botón va a poder ver a su nieta en la pantalla, entonces lo aprenderá, lo va a disfrutar y estará encantado».