El año 2020 también ha significado el desmoronamiento del proyecto del empresario singapurés Peter Lim como máximo accionista del València, y que amenaza con la propia supervivencia de la entidad, amenazada de un colapso financiero y con el equipo con riesgo de descenso a Segunda división. El clima de tensión social hacia el inversor asiático ha subido considerablemente, pese a la situación de emergencia sanitaria, con las gradas vacías. Lim, con la pandemia como argumento, sometió a una desinversión agresiva y sin precedentes a la planficación de la plantilla. Tras una pésima temporada dinamitada desde el inicio por el despido de Marcelino y Mateu Alemany, el club se deshizo en verano de Parejo, Ferran Torres, Kondogbia, Coquelin y Rodrigo, sin contrarrestarlo con ningún fichaje a cambio.El Valencia solo ha ganado 5 de los 14 partidos en Mestalla a puerta cerrada. Han surgido plataformas de oposición para forzar la venta del 84% en manos de Lim y la caducidad de la ATE del nuevo estadio en mayo podría conducir a la entidad a una causa de disolución. Como remate, Lim ha anunciado que podría ejecutar la garantía de los derechos económicos de 8 futbolistas para recuperar los 54 millones que ha prestado al club.