Las restricciones derivadas de la crisis del coronavirus propiciarán que Melchor, Gaspar y Baltasar no puedan recorrer esta Navidad las ciudades, al menos de la forma en la que nos tenían acostumbrados, y eso comportará que los camellos que los acompañaban se vayan a quedar encerrados en los establos. Un paro forzoso que va a tener consecuencias muy negativas para las empresas dedicadas al alquiler de dromedarios, caballos y burros, que, así, completarán un año en blanco tras la suspensión de la fiestas y demás celebraciones que contrataban a sus animales. Equitación Peluca, en Alcoi, y Ganados Tolubio, en el municipio oscense de Fraga, reconocen estar pasándolo muy mal, hasta el punto de que su continuidad podría verse comprometida de persistir esta situación durante mucho tiempo.

La pandemia ha causado y sigue causando estragos en numerosos sectores económicos, aunque, si se tuviese que hacer referencia a los que peor lo están pasando, el ranking lo encabezarían el turismo y todas aquellas actividades relacionadas con las fiestas. Desde que irrumpió la crisis en el mes de marzo, con todas las restricciones en cuanto a movilidad y medidas de distanciamiento, se ha suspendido la práctica totalidad de celebraciones. Las últimas en sumarse a esta lista van a ser las cabalgatas de Reyes Magos y los actos relacionados con las mismas, una circunstancia que puede suponer la puntilla para un sector ya muy castigado.

Compañías del sector resaltan que la actividad ha caído un 99% mientras los gatos se mantienen

Equitación Peluca y Ganados Todibio son dos de las principales firmas a nivel nacional, excluyendo las situadas en Canarias, que se dedican al alquiler de camellos. La cuadra situada en Alcoi, precisamente donde se celebra la cabalgata más antigua de España, tiene 64 años de trayectoria y en la actualidad cuenta con un centenar de animales, de los que 16 son dromedarios. Su responsable, José Rafael Llorens, explica que fue en el año 2000 cuando decidió comprar los tres primeros ejemplares, Silvi, Malú yLucas, pensando inicialmente en el desfile alcoyano. «Aquí -destaca- siempre ha existido la tradición de que los Reyes Magos desfilen montados en camellos, y hasta aquel momento lo que hacía el Ayuntamiento era recurrir a algún circo para alquilarlos. El problema es que aquellos animales no estaban acostumbrados a que nadie los montara, con lo que no era inusual que sucediesen percances y que alguno de los Reyes acabara incluso por los suelos».

Así que se fue a Canarias y realizó las primeras tres adquisiciones, a las que le siguieron posteriormente un grupo de hembras para que pudiesen criar en Alcoi. La aclimatación, al contrario de lo que se pudiese pensar, fue buena, porque, aunque la imagen del desierto, donde viven estos animales, es la del calor y el sol intenso, «por las noches descienden mucho las temperaturas. Así que no hemos tenido problemas para que se adapten a las temperaturas de aquí», resalta Llorens. «Llegamos a tener cerca de 30 dromedarios, y durante todo este tiempo hemos estado acudiendo a actos en municipios de la propia provincia como Crevillent, Orihuela, Elda, Cocentaina, Cañada o Mutxamel, y de otros puntos de España como Murcia, Lorca, León, Almería o Madrid. También hemos estado en Portugal», subraya. Aparte de los camellos, los burros también han acudido con asiduidad a celebraciones vinculadas a los Reyes Magos, como es el caso de Alcoi, donde portan los buzones en los que los niños depositan las cartas dirigidas a Melchor, Gaspar y Baltasar.

Sin embargo, toda esta actividad se ha ido al traste con la irrupción de la pandemia, a lo que hay que sumar el pesado lastre acumulado a lo largo de los últimos meses por las suspensiones de fiestas como las de Moros y Cristianos, para las que se contratan caballos, bueyes e incluso los propios camellos. Según el propietario de la empresa, «el trabajo ha caído en un 99%, mientras que los gastos de mantenimiento y de personal siguen siendo los mismos, porque a los animales hay que seguir alimentándolos y cuidándolos. Tenemos una escuela de equitación, pero ni de lejos cubre lo que tenemos que pagar, así que no tenemos otro remedio que recurrir a préstamos. Dan ganas de llorar».

Esta misma situación es la que viven en Ganados Tolubio, en Fraga, que abastece de animales a muchas celebraciones que se desarrollan tanto en Aragón como en Cataluña, además de otros puntos de España. Según Victoria Ballarin, responsable de la empresa, «hemos pasado prácticamente todo el año en blanco, y si hemos resistido ha sido porque tenemos otro negocio de cría de corderos».